Para alumbrar el mundo / basta solo una hendija/ y el rayo que pueda atravesarla”. Con estos versos creo haber resuelto el embarazoso inicio de esta exposición que pretende abordar lo referente a la dimensión simbólica en la poética de Freddy Bretón, osadía que equivale a lanzarse a un río de aguas profundas, agitado, además, por una corriente apresurada.
He partido de los textos contenidos en el volumen “Entre la voz y el fuego”, publicado en 2007, impreso en Amigo del Hogar, Santo Domingo, el cual reúne los poemarios Libro de las huellas, Bandera de algún viento y Voces del polvo.
Libro de las huellas, se publicó originalmente, en 1985, con el título “Sobre la marcha” y el propio autor ha revelado que Tati, una de sus hermanas, le sugirió el nuevo título. Sobre la marcha tituló también una de sus obras el poeta Norberto James, por los años setenta.
Bandera de algún viento apareció en 1991 y Voces del polvo se publicó por primera vez en 1993.
La vida y la muerte, lo terrenal y lo divino, como las riquezas del espíritu y las miserias humanas constituyen el elemento esencial con el que el poeta Bretón amasa sus creaciones literarias.
De la abundancia del corazón habla la boca, ha dicho el gran Maestro Jesús. Para los escritores se ajusta bien esta sentencia del sabio nazareno. Freddy Antonio Bretón Martínez es cristiano, pero no sólo cristiano, sino promotor de la vida y pensamiento de Jesús, dado que es sacerdote. Pero no solo sacerdote, sino que es obispo, el más alto rango de la carrera sacerdotal.
¿Está la obra de Bretón repleta de recriminaciones, imprecaciones, reprensión por los pecados cometidos y amenazas con el fuego del infierno? No, de ninguna manera. Bretón trabaja su obra con las herramientas que demanda la verdadera poesía para su elaboración: sentimiento, pasión y adecuado manejo de los recursos formales.
Bruno Rosario Candelier, en el magnífico ensayo que sirve de prólogo al libro “Entre la voz y el fuego”, afirma lo siguiente: “No dudo que Freddy Bretón haya tenido experiencia mística, pero puedo afirmar, por el contenido de sus poemas, que ha disfrutado abundantes vivencias místicas que estos poemas testimonian con aciertos literarios”.
Tanto en su poesía mística como cuando aborda la temática social, nuestro poeta recurre al lenguaje simbólico, mediante el cual consigue niveles de creatividad que dan donaire a su obra a la vez que le resaltan su potencial estético.
El poema Alegoría, por ejemplo, trata de un problema social del que ningún ser humano puede escapar, me refiero a la ostensible pobreza que padecen los ríos. Veamos cómo la trata Bretón:
De repente se echaron sobre mí
como plaga de ratas
todas las penas del mundo.
Los desiertos se bebieron de un sorbo
todo mi caudal
y el que antes era espuma
cristal y canto
es hoy un largo cauce
polvoriento y sinuoso
donde galopa a sus anchas la tristeza.
(pag. 63)
Los creadores del simbolismo (1886) incluyeron entre sus postulados el rechazo a ultranza del realismo. Freddy Bretón lo asume de otro modo, pues los mismos elementos de la realidad que lo circundan son empleados en su poesía, abstrayendo sus cualidades para adjudicarlas a seres de la realidad imaginaria.
El poema “Alza el vuelo” toma de la realidad las características de una prostituta que termina simbolizada en una mariposa atada.
Te han herido las alas,
Mariposa. Te han atado.
Más adelante:
¡Quién dará vuelo a tus alas!
Mariposa
Te han herido.
