Opinión

Disparate de Salud Pública

Disparate de Salud Pública

Desde hace una semana está en el tapete el rumor de un proyecto de Ley preparado por el Ministerio de Salud Pública para penalizar a los que propicien los criaderos de mosquitos, una genialidad extraordinaria de algún descerebrado, que de seguro no fue la incumbente.

En República Dominicana el principal propiciador de criaderos de mosquitos es el Estado que no garantiza agua potable a la población y obliga a los habitantes a almacenar el importante líquido en los recipientes de que disponen.

También el Estado, y ahí le toca colita a Salud Pública, es el responsable de que la población no esté suficientemente educada para manejar la situación.

Este virus fue identificado por primera vez en Uganda en 1947, específicamente en los bosques de zika, en la sangre de un mono rhesus cuando científicos realizaba estudios acerca de la transmisión de la fiebre amarilla en la selva.

Pero en los últimos meses, el nombre de un virus desconocido hasta el momento en América Latina comenzó a circular por la zona del Caribe.

En la vecina isla de Puerto Rico hay al menos un caso, lo que ha incrementado la preocupación de las autoridades y la propuesta de que ¡Vamos a legislar! O sea que en vez de educar sobre la enfermedad, la solución más cómoda es la represión.

Según las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud y el Institutos de Salud de Estados Unidos como la transmisión ocurre por la picadura de un mosquito, se recomienda el uso de mosquiteros, así como el uso de repelentes con icaridina y ropa que cubra las extremidades, para que haya menos posibilidades de sufrir una picadura.

También la entidad recomienda que como no hay una vacuna ni un tratamiento específico para el zika, sólo un manejo sintomático, que consiste en descansar y tomar cualquier acetaminofén para el control de la fiebre.

De modo que quien planteó lo de la legislación, quizás pensó en otras naciones que hicieron lo mismo, pero con resultados catastróficos, y que los virus no se combaten con leyes ni medidas represivas sino con educación y una campaña eficaz de prevención.

Salud Pública debe y tiene la obligación de tomar el asunto en serio, que buscar los mecanismos para integrar la comunidad en un proyecto a largo plazo, no con operativos de fumigación ni de limpieza periódica sino creando conciencia. No hay de otra Tati.

El Nacional

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