Opinión

El amor y el interés

El amor  y el interés

Te quedas parado, a no ser que algo interesante te provoque ir de un lado a otro. El interés puede mover montañas. Pero la pasión, eso que llamas amor, te hace cambiar a ti mismo y cambiar el mundo. No hay trasformaciones sin el encendido ardor que sale desde adentro.

El individuo, la familia, la sociedad, el país, demandan más que estar pura y simplemente interesados, seguir una causa para modificar o mandar todo a la porra. Preservar lo conseguido, lo que nos da cierto status, nos impide avanzar, y ver más allá de la curva. Si se capitalizan y canalizan debidamente, las necesidades pueden ser el motor para dar el gran salto. Para cambiar.

Sin embargo, hace falta algo más en el propósito de transformar las urgencias, quejas e inconformidades que, a fuerza de repetirse, pasan a ser parte de nuestra cotidianidad. Se hacen costumbres, y dejan de ser noticias. Esto explica que la violencia haya dejado de ser motivo de asombre en nuestro país, lo cual es altamente preocupante. Esto nos obliga a vivir una vida reducida, carente de significado, sin esperanzas.

Es necesario que alguien tome la antorcha para recuperar el orden

A eso nos llevan estas pobres “democracias”, secuestradas por el capital que muda de dueño en tanto el poder político cambia de mando. Para ilustrarlo no es necesario revisar la historia. Leonel Fernández es un vivo testimonio. El amor y el interés se fueron al campo un día, pero más pudo el interés que el amor que le tenía.

Y dale con los intereses y sus malas jugadas. Echemos a un lado las trampas que nos tienden para soñar por momento en las posibilidades de cambio. Busquemos, no en ellos sino en las necesidades, la fuente inspiradora que nos impulse a negar, a repudiar y rechazar lo que nos ahoga, como individuos, como parte de una sociedad que se resiste a sucumbir en medio de la crisis desatada por la injusticia social, la inseguridad ciudadana y la espoliación de los fondos públicos.

El meollo del asunto está en determinar, con exactitud, quién y qué factor clave le pone el cascabel al gato. Es necesario que alguien tome la antorcha de los grandes hombres para recuperar, el orden, la decencia y la alegría perdida. ¿Dónde y en quién encontrar el portador de la pasión, del amor a la patria y fe en las instituciones, que tanto le hace falta a este país, abatido y enredados entre las patas de sus necesidades, intereses y desdichas?

El Nacional

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