Opinión

El buen padre

El  buen padre

Siguiendo adelantado al ¨Día del Padre¨ compartiré esta reflexión que de su abuelo contara Juan Bosch a Ramón Colombo en 1982. Un ejemplo de proceder que es de gran ayuda para tener una vida digna y no tener tormentos ni miedos de equivocarse a la hora de proceder. Esta respuesta del abuelo Juan, es lo que manda La Biblia, Buda, Sócrates, Confucio y Jesús:
“Juan Emilio Gaviño, abuelo de Juan Bosch, en lecho de muerte (murió 9 diciembre 1925, a los 76 años), el padre Hernández, le pide: ¨Don Juan vengo para que confiese sus pecados…¨
Juan Gaviño disponía aun de la energía necesaria para voltearse y cortar de un solo tajo las palabras del piadoso émulo del padre Fantino con una voz lo suficientemente alta para que los nietos guardaran en el recuerdo, su último ejemplo de firmeza: ¨No tengo nada que confesar… Fui un hombre que cruzó por la vida tratando de actuar dentro de sus convicciones… Fui buen hijo, fui buen hermano, fui buen padre, fui buen amigo y buen esposo y no he hecho nada de lo que tenga que arrepentirme.” Después, pocas horas antes de morir, Juan Gaviño llamó a su lado a Juan Emilio, que entonces tenía 16 años y le dijo: “No llores, Juanito… Juanito, ¿qué sería de los pinos nuevos, sí los pinos viejos no cayeran nunca?… Piensa que no podrían crecer, no tendrían espacio.” “Tomado de nuestro libro “Ni santo ni mesías: solo Juan Bosch”, página 39.
Creo, firmemente, que además de proveerle lo indispensable para vivir a nuestros hijos y cuidarlos del medio, lo principal es brindarle eso con el ejemplo, de ahí la validez de la expresión del abuelo de Juan Bosch, quien fuera la figura principal en la formación de su personalidad: “No tengo nada que confesar…Fui un hombre que cruzó por la vida tratando de actuar dentro de sus convicciones”. Eso es “algo más que salud”.

El Nacional

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