Cuando en diciembre de 2011-a ocho meses de abandonar el Palacio Nacional-Leonel Fernández cumplió sus 58 años, uno aseguró entonces que el ex presidente estaba entrando a una nueva etapa de su carrera donde las nuevas circunstancias le irían imponiendo nuevas reglas de juego.
Y afirmábamos también, que a partir del invierno de 2011, Fernández abandonaría el mundo de los líderes-gerentes políticos de ocasión, temporada o elecciones, para convertirse ya en una referencia de odios y amores apasionados, algo tan característico en los líderes políticos en todos los tiempos y países.
Es por eso que Leonel habrá de irse acostumbrado a soportar y llevar con humildad o estoicismo -según sea el caso- los odios virulentos y los amores apasionados que su liderazgo provoca, pero ya nunca jamás la indiferencia.
Con este 58 cumpleaños, el Profesor ya no podrá ser más el Profesor, porque ha entrado al parnaso/infierno de las pasiones humanas que provocan los liderazgos, en este caso acentuados por las características caudillistas de un país apasionado y bullanguero de unas evidentes raíces andaluzas paseadas por África.
Desde hoy (era diciembre 2011, P.M.) Leonel Fernández será Dios con buenas formas y también el Diablo con buen traje y sonrisa de “yonofui”. A partir de ahora habrá Leonel para todos los gustos, odios y pasiones, pero jamás para la indiferencia.
Si con la salida de Fernández del Palacio Nacional se inicia una transición del liderazgo en el PLD, eso es algo que solo puede responder y responderá el tiempo.
Mientras tanto, digamos que la demostración de salud mental y madurez política y personal demostrada por Leonel Fernández, Margarita Cedeño y Danilo Medina en el pasado proceso electoral, augura buenos tiempos a un PLD que bien debería ir pensando en definir qué hacer en el futuro, y en qué se quiere convertir en los años por venir: Si en una terriblemente exitosa y pragmática maquinaria “ganaelecciones”, beneficiada de la incapacidad de sus adversarios para presentar una alternativa mínimamente confiable; o en una organización capaz de inspirar y acompañar a los dominicanos en la construcción de una sociedad mas justa, educada, inclusiva, y sobre todo mas institucionalizada y respetuosa de las leyes que la rigen.
Para alegría o lamento de muchos, en esta redefinición partidaria el hijo de dona Yolanda Reyna que hoy cumple 58 años tendrá una participación fundamental, decisiva… Y una vez más, la historia le invitará a cenar.
