Opinión

El Bulevar de la vida

El Bulevar de la vida

POR: Pablo Mckinney
pablomckinney.com

 

Razones que explican presidencias
Aunque en 1990, Danilo Medina ya presidía la Cámara de Diputados, lo cierto es que para entonces ni Medina ni Leonel Fernández eran vistos en el PLD como herederos del liderazgo de Juan Bosch, y mucho menos como los únicos miembros que en los próximos 20 años alcanzarían la Presidencia de la República.

Muchos otros estaban delante. Pero había un detalle. La mayoría de los cercanos, respetados y reconocidos miembros de la cúpula del PLD, eran tercos y arrogantes, tozudos y prepotentes, como el viejo, pero sin el carisma, genialidad, capacidad de trabajo, liderazgo y autoridad moral del Profesor. “Cajitas de restar votos”, les dio alguien en algún momento de la campaña de 2000.

Los señores, todos mucho más cercanos a Bosch que Danilo y sobre todo que Leonel (a quien Bosch ni siquiera pensó nunca en entregarle la Cancillería en 1990) tenían rango pero no tenían tropas. Y además, para una buena parte del electorado representaban la suma de todas las arrogancias, de todo lo que no debía ser ni hacer un político para granjearse los afectos de un votante, salvo el tema de la honestidad, disciplina y organización que el hecho de pertenecer al PLD de Bosch les imponía.
¿Cuáles han sido las luces que han iluminado la carrera política de Fernández y Medina hasta llevarlos a la Presidencia República, justo y lo que no ocurrió con otros entonces con mayor rango político y prestancia social? El tema es interesante, y trataremos de desarrollarlo aquí.
Mucho se ha escrito sobre el fenómeno Leonel Fernández, que paso de encargado de prensa de un partidito de menos de once mil miembros a jefe del Estado y líder de su partido, al punto de abandonar la presidencia en 2000 con un 70% de aprobación popular.

Ahora, con el presidente Medina ha ocurrido lo mismo, pero en mayor proporción y aceptación, destacándose su frugalidad, su humildad, su entrega y su insistencia en gobernar con la inclusión social como norte a un país no puede seguir creciendo tan excluyente e inequitativamente; generando riquezas que no sirven para disminuir la pobreza sino para enriquecer y boronear… a veces. ¡Bien! Pero no es eso solamente.

Algo más explica el por qué Leonel y no otros en 1996, y por qué no esos otros y sí Danilo Medina en 2012. Y miren que Medina ha resultado ser el secreto mejor guardado de las presidencias iberoamericanas.

Amén de los dones de ambos, nos parece que falta algo fundamental que no ha sido debidamente destacado, y es la capacidad y el talento de ambos para elaborar y poner en ejecución estrategias políticas exitosas.  De esas estrategias, la de Leonel en 1996-2000 y la que actualmente lleva a cabo el Presidente Medina, deberemos hablar mañana martes que además para nosotros será un día de adioses, de agradecimiento, vuelta a casa y nostalgias. Mañana les cuento.

El Nacional

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