No cabe duda de que David Fincher es uno de los directores más interesantes y polifacéticos de la actualidad. Desde que se estableciera con la inquietante y perturbadora Seven a principios de los 90, su carrera ha mantenido un nivel de diversificación y calidad que ya quisieran exhibir algunos jóvenes directores.
El ejemplo más elocuente de esta situación lo constituye la disparidad existente entre El Curioso caso de Benjamin Button, y la anterior película de Fincher, Zodiac. La naturaleza y temática de ambos filmes son diametralmente opuestas. A la complejidad de aquella ha dado paso ahora el carácter entrañable, insólito y emotivo de la película protagonizada por Brad Pitt.
El curioso caso de Benjamin Button es una deslumbrante y conmovedora historia de un hombre cuyo ciclo de vida corre a la inversa: nace con los pliegues y la edad de un anciano, y conforme avanza el tiempo se va rejuveneciendo hasta concluir como un bebé. Es una historia que apela a la vida, a su exuberancia, pasión y fortaleza, para acercarnos a la muerte. El film se revela como metáfora sobre el inexorable paso del tiempo.
La película está construida en base a subtramas y pequeñas historias, cual manejo de aventuras desencadenadas, en las que palmo a palmo asistimos al recorrido por la vida de Button. Somos testigos de sus momentos de gloria, pasión, tristeza y dolor. El relato es denso y desgarrador. Se inicia en el siglo XXI, pero rápidamente y por medio de la técnica del flashback, nos lleva por algunos importantes momentos y acontecimientos del siglo XX.
Brad Pitt (Butto) y Cate Blanchett (Daisy) son los responsables de dotar de vida, corazón y alma a los dos personajes centrales, y lo hacen, Pitt en un rol difícil cuya efectividad se pierde tras el maquillaje y los trucos de cámara, de forma convincente y admirable.
El film, cuyo estupendo guión fue escrita por Eric Roth, está inspirado en una historia corta de 1922 de Francis Scott Fitzgerald. Sin embargo, Roth y el director Fincher han tomado de allí tan solo la idea central, y han construido otra historia, muy distinta, pero de resonante valor y fortaleza.
Técnicamente El curioso caso de Benjamin Button es un alarde de precisión y estilo. No fue la gran favorita de los pasados premios Oscars, pese a sus 13 nominaciones, pero aun así, el director Fincher alcanza aquí un nivel de excelencia y madurez sencillamente admirable. El mayor reproche que puede hacerse a la película debe estar dirigido a su extensión. Unos cuantos minutos menos habrían solidificado su brillantez.