El doctor John Watson, graduado de la escuela de Medicina en Oxford y veterano de la segunda guerra mundial, fiel compañero de Sherlock Holmes y el encargado de publicar sus historias, en esta ocasión redactaría su mejor articulo: las aventuras de sir Arthur Ignatius Conan Doyle.
El escritor y novelista británico, creador del inolvidable detective nació el 22 de mayo de 1859, por lo que este lunes cumpliría 158 años. Si bien se graduó en Medicina, se destacó en literatura, creando obras de renombre mundial
Sus años universitarios fueron los que definieron su vida, siendo compañero de Bram Stocker, (Drácula), Robert Louis Stevenson, (La isla del tesoro) y JM Barrie (Peter Pan). Además de compartir ideas y aventuras, fue allí donde conoció al modelo intelectual de “Sherlock Holmes” su profesor de medicina, Dr. Joseph Bell.
La sociedad marca a los literatos solo pensadores y no hombres de acción, así como Holmes es un genio y un campeón de boxeo, ConanDoyle era un experto en boxeo, rugby y criquet. En su adultez y aplicando el mismo método “deductivo de Holmes” Conan Doyle resolvió varios casos. “George Idaji vs ThePeople”, el escritor reprochó todas las pruebas coleccionadas por la policía y probó la inocencia del imputado a partir de ese hecho se instituyó “La Corte de Apelación Criminal” en Inglaterra.
Aunque su personaje detectivesco descartaba lo imposible y solo trabajaba con lo posible, su autor era un fiel creedor de los espíritus y lo paranormal. Viajaba largas distancias para discutir hallazgos.
Sus creencias espiritistas fueron lo que llevaron al choque de ideas con un amigo contemporáneo vuelto enemigo: el gran ilusionista Harry Houdini, quien solicitó a la esposa de Conan Doyle que se comunicara con el espíritu de su madre. La señora era una conocida espiritista en la época. Houdini reveló que todo era un acto y desenmascaró sus trucos, humillándola ante la prensa.
“La prensa, Watson”, decía, “es una institución muy valiosa, si sabe cómo utilizarla”. O como diría Holmes: “usted ve, pero no observa”, así le respondió Houdini a todos aquellos que creían en trucos de impresionismo.
Doyle fue un romántico hasta su último aliento. Cuando ella murió, a los 71 años, sostenía una flor para su mujer, a quien dedicó sus últimas palabras: eres impresionante.
