Opinión

El fallo de Milton

El fallo de Milton

Milton Ray Guevara no es el Tribunal Constitucional, pero como presidente, por su trayectoria académica, profesional y política es la figura más representativa. La sentencia sobre la nacionalidad es, por tanto, más obra suya que de cualquier otro de los jueces que la endosaron, entre los cuales puede darse por descontado que algunos no saben ni lo que firmaron. Pero había que resolver el engorroso conflicto de las más de 20 mil personas despojadas por la Junta Central Electoral (JCE) de sus documentos de identidad y no podía ser de otra manera que a través de un “fallo histórico”.

Un recurso elevado por la joven Juliana Deguis Pierre, de 29 años de edad, a quien la JCE le niega copia de su acta de nacimiento para obtener su cédula de identidad, fue la coartada perfecta para el tristemente célebre fallo con que  Milton no solo valida  la decisión, se pone de lado de la  Dirección de Migración y manda al carajo a entidades como las Naciones Unidas y la Corte Interamericana de los Derechos Humanos con relación a su preocupación sobre el caso en cuestión.

La sentencia sobre la nacionalidad, con la que Milton ofrece otra faceta de su vida, se remonta a la Constitución de 1929, porque, al parecer, había necesidad de demostrar que la preocupación por la dominicanidad es un problema histórico.

En su ejercicio, Milton, paradójicamente  hijo de inmigrante, obvió el principio de realidad con respecto a los descendientes de esas personas que pudieron quedarse a residir de manera ilegal, pero que hoy están totalmente integradas a la vida nacional. Se habrá preguntado Milton cómo podrán registrarse como extranjeras esas personas que han vivido aquí toda su vida, pero que por carecer de documentos de identidad no pueden demostrar su procedencia. No es cuestión de sensibilidad social ni de solidaridad. Y las alegadas violaciones constitucionales son harina de otro costal.

El Nacional

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