Una visita al Faro a Colón, que en sus inicios brillaba en las noches marcando una cruz de luz en el cielo, es sinónimo de emprender un viaje por la cultura de 48 países que exhiben en sus salas piezas históricas y culturales, pero también permite constatar que falta atención estatal en ese monumento erigido en homenaje al conquistador de América, hace 523 años. Los jardines que circundan el gran edificio en forma de cruz de 70 metros de altura, lucen abandonados porque las autoridades municipales y la gobernación del faro se descuidan en las tareas de podas y limpieza.
Así pasó a mediados de semana pasada cuando una brigada trabajaba cortando la maleza que le roba el esplendor al lugar que es visitado por turistas de todo el mundo así como por residentes en la zona oriental y alumnos de colegios y escuelas que hacen excursiones educativas.
Y en las noches la falta de iluminación hace que los alrededores del monumento sea un lugar peligroso por el cual caminar o hacer ejercicios.
“Esas luces tienen años que no encienden y esta es una zona donde los turistas pasan y tienen miedo de caminar por el lugar. ¿Cómo puede ser posible una oscuridad donde hay un monumento tan histórico? ¿Qué imagen se van a llevar los turistas de nuestro país? Ya han atracado varias personas por aquí”, lamenta Marcelino Álvarez, residente de Mirador del Este, uno de los sectores que circundan por los alrededores del Faro.
Incrementa la sensación de descuido que muchos de los escalones que llevan al monumento están deteriorados y algunos con las varillas expuestas y oxidadas; mientras la fosa de lo que fue una fuente hoy sólo guarda mugre y aguas negras, que sirven de “caldo de cultivo” para la reproducción de mosquitos como los que propagan el dengue, chikungunya y zika.
El gobernador del Faro, Marcelino María López, dijo que tiene la intención de recuperar la fuente aunque sea buscando la colaboración de una empresa que la patrocine.
López dijo que diariamente personal del monumento trabajan en el mantenimiento del área verde, auxiliados por la Dirección General de Embellecimiento y el Ayuntamiento del Santo Domingo Este, a quienes, aseguró, corresponde el mantenimiento de las áreas externas del monumento.
Para entrar al lugar los estudiantes pagan 30 pesos y 100 los adultos se impone el mausoleo donde reposan los restos de Cristóbal Colón. A su espalda un impresionante pasillo al que se le conoce como el Gran Cañón que divide el ala izquierda, en la que se exponen piezas de países de América; de la derecha, donde están las del resto del mundo. Las piezas son donadas por las embajadas de los diversos países.
El recorrido guiado resulta interesante, pues se explica la historia de cada elemento expuesto como el ancla de uno de los tres barcos en los que llegaron los españoles al nuevo mundo en 1492 y recuperada del mar en el siglo XIX.
La casucha hecha con hilos de oro (túnica) que usó el papa Juan Pablo II en la misa que pronunció en el Faro por los 500 años del descubrimiento y la cristianización, y cientos de documentos originales y réplicas.
López aseguró que con los recursos que recibe del Ministerio de Cultura el Faro opera adecuadamente, aunque admitió que si tuvieran presupuesto asignado pudieran hacer “grandes cosas”.
Sin cruz en el cielo
La proyección de una cruz en el cielo que concitó adeptos y adversarios tras la inauguración del faro en 1992, es parte de la historia. En los últimos años sólo han encendido el faro para ocasiones especiales porque parte de las luces están dañadas.
El gobernador del monumento, cuya construcción costo al Estado 135 millones de pesos entre 1984 Y 1992, aseguró que están estudiando la elaboración de un proyecto para usar luces led y así recuperar el explendor del Faro a Colón.
También el gobernador aspira a integrar un sistema de generación autosostenible de paneles solares.
UN APUNTE
El faro
Este monumento-museo se construyó entre 1984 y 1992 con una inversión de 135 millones de pesos. Se distinguía por la proyección de una luz en forma de cruz en las noches. Hay un proyecto para ponerle faroles led y volver a encenderlo.
