Opinión

El gobierno y los medios

El gobierno y los medios

El presidente Leonel Fernández continúa su control sobre los medios de comunicación, lo cual no es propio de un gobierno democrático, ni mucho menos de una persona que cree en la alternabilidad del poder; ni que pretenda no reelegirse como ha prometido, sino todo lo contrario.

Hay quienes piensan que la actitud del gobernante se debe a su condición de “experto” en ciencias de la comunicación por haber impartido docencia sobre la materia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Y no es así. Su afán de controlar a los medios y a los periodistas va mucho más allá.  Sus hechos no guardan relación con sus declaraciones de que no pretende continuar en el gobierno.

Todos los gobiernos de fuerza o que se basan en la fuerza lo primero que hacen es tomar los medios, restringir o eliminar la libertad de prensa, suprimiendo, de paso, la libre expresión y difusión del pensamiento. Y es que los medios de comunicación hoy día tienen una fuerza política extraordinaria.

Fernández sabe perfectamente que quien controla los medios dirige la sociedad. La comunicación es, por tanto, fuente de poder.

No es casual que los grupos económicos sean   dueños de los medios. A través de ellos se reproducen sus ideas, que predominan en la sociedad.

Carlos Marx  decía que “las ideas de la clase dominante son también las ideas dominantes en cada época; o, dicho de otro modo, la clase que es la fuerza material dominante en la sociedad es también la fuerza dominante espiritual. La clase que dispone de los medios de producción material, dispone, a la vez, de los medios de producción intelectual;  tanto así, que lo uno en lo otro, las ideas de aquellos a quienes les son negados los medios de producción intelectual están sometidas, por eso mismo, a las ideas de la clase dominante”.

Un sistema económico precisa de una estructura ideológica que lo sustente. Como escribiera Camilo Taufic en Periodismo y Lucha de Clases, “comunicar es transmitir significados; difundir conocimientos, estados de ánimo, ideas, sentimientos o intenciones entre las personas. Pero el acto comunicativo es también un proceso físico, que implica el desplazamiento de signos y símbolos concretos, entre un emisor y un receptor, a través de un canal apropiado”.

El presidente Fernández controla los medios a fuerza de dinero. Como paga, no tiene que encarcelar o matar. Funcionarios  afirman, sin que nadie repare en ello, que tienen “una red nacional de periodistas con Leonel” de alrededor de 2 mil comunicadores. Ese detalle debió conmocionar la sociedad.

Los medios  que pertenecían al Banco Intercontinental (Baninter) los controla el gobierno. Los dueños de dos de los principales diarios están en la cárcel sujetos a la voluntad del mandatario. Se supone que los medios que pertenecían al Baninter han debido ser subastados acorde con lo que establece la ley, pues el caso ya adquirió el carácter de la cosa irrevocablemente juzgada.

El gobierno es dueño de la CERTEV (Corporación Estatal de Radio y Televisión).

Pero al presidente Fernández no le basta tener bajo su mando la mayoría de los medios oficiales y privados. Existe una dirección de prensa en el Palacio Nacional y  el Centro de Información Gubernamental. Esos dos organismos  gastan miles de millones de pesos. Este gobierno gasta al año más de seis mil millones en prensa escrita, radio y televisión. Hay quienes dicen que es mucho más, porque no hay manera de calcular lo que gastan las entidades descentralizadas. Ese dinero no puede ser auditado porque buena parte rueda por la izquierda.

Como si todo eso fuerza poco el presidente Fernández anuncia, a propósito del día del periodista, sin que guarde ninguna relación, una agencia de prensa y un canal digital.

La concentración y control de los medios de comunicación es inconcebible en un país democrático.

La mordaza y la censura se expresan con claridad cuando el dinero del Estado y las presiones políticas provenientes del poder Ejecutivo ordenan. El Colegio de Periodistas no parece estar preocupado ante lo que está ocurriendo con la libertad de prensa y el libre ejercicio de la profesión.

Este fenómeno tampoco parece preocuparle a los partidos de oposición. Ni siquiera a los periodistas parece preocuparnos este serio problema. Es gracias a esa concentración y control de los medios de comunicación que el gobierno se mantiene en pie,  a pesar de lo malo y  lo perverso que es.

El Nacional

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