Opinión

El palo grande

El palo grande

El doctor Leonel Fernández se burló de cientos de profesionales que concursaron para ser miembros de la Cámara de Cuentas, Defensor del Pueblo, Suprema Corte de Justicia, Tribunal Constitucional y Tribunal Superior Electoral. En esos concursos participaron jóvenes brillantes en sus respectivas áreas, pero ninguno fue escogido.

Hubo  –fueron lo menos—   quienes se vendieron de gratis, dirigiendo elogios a Leonel, en momentos en que correspondía dar respuestas a preguntas formuladas. Arrepentirse sería tarde, después de semejante ridiculez.

De todos modos, es una experiencia denigrante y suficiente motivo para que las iglesias protesten. Guardar silencio, como se hizo, es contribuir a reducir la institucionalidad democrática. Se violentaron todos los procedimientos y los poderes del Estado no son tales. No hay uno solo que no esté constituido por políticos de carrera.

Los miembros del Comité Central del PLD están en todas las cortes, pero también hay reformistas (de los que forman el mal llamado Frente Progresista) y miguelistas, aliados de nuevo cuño. Algunos representan a la Iglesia Católica, a los cuales se les baja línea, que es la misma línea del oficialismo, partiendo de sus hechos.

Pero Leonel Fernández, que será candidato presidencial en el 2016 y lleva como compañero de boleta a Félix Bautista, ha sido poco inteligente en las líneas que baja a las denominadas cortes, porque no guardan la menor apariencia y todas las decisiones se dirigen en la misma dirección. Los casos de la SCJ y de los órganos electorales son los ejemplos más evidentes.

Esas cortes no han mostrado el mínimo equilibrio. En lo que toca a la JCE y el TSE, de aquí al 2016, serían instancias sin ningún crédito. Disimular sus actos hubiese sido más inteligente (aunque se trate de poses de teatro), porque así llegan al proceso comicial con un mínimo de confianza y dejan “el palo grande de último”.

El Nacional

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