Riga, 24 de Septiembre (EFE).- El papa Francisco participó hoy en un encuentro con representantes de las Iglesias cristianas en la catedral luterana de Riga y en su discurso les invitó a continuar en el camino hacia la unidad “en clave misionera”, en ayuda a la sociedad. “La unidad a la que el Señor nos llama es una unidad siempre en clave misionera, que nos pide salir y llegar al corazón de nuestros pueblos y culturas, a la sociedad posmoderna en la que vivimos”, afirmó el papa.
Añadió que el camino posible para todo ecumenismo hay que buscarlo “en la cruz del sufrimiento de tantos jóvenes, ancianos y niños expuestos muchas veces a la explotación, al sinsentido, a la falta de oportunidades y a la soledad”.
Francisco llegó hoy a Letonia, que tiene un 20 % de católicos, un 23 % de luteranos y un 11 % de ortodoxos, en la segunda etapa de su viaje a los países Bálticos.
En la catedral luterana se reunieron, además de católicos, representantes luteranos, baptistas, metodistas y anglicanos, entre otros, y como presencia importante también acudió el patriarca metropolita ortodoxo de Estonia, Alexsandrs Kudrjasovs, bajo la jurisdicción de la Iglesia Ortodoxa rusa, con la que la de Roma mantiene sus relaciones más difíciles.
“Me alegra poder encontrarme con vosotros, en esta tierra que se caracteriza por realizar un camino de reconocimiento, colaboración y amistad entre las diversas iglesias cristianas, que han logrado generar unidad manteniendo la riqueza y la singularidad que les es propia”, inició Francisco su discurso.
Recordó a “tantos hermanos nuestros que se han acercado (a esta catedral) para adorar, rezar, sostener la esperanza en tiempos de sufrimiento y tomar coraje para enfrentar tiempos de mucha injusticia y sufrimiento”, en referencia a los largos años de ocupación soviética.
Jorge Bergoglio, que desde el inicio de su pontificado ha impulsado numerosas iniciativas para fomentar el ecumenismo, la unión de todas las Iglesias cristianas, pidió al Espíritu Santo que “siga tejiendo artesanalmente lazos de comunión entre nosotros y, así, volvernos también nosotros artesanos de unidad en nuestros pueblos, haciendo que nuestras diferencias no se conviertan en división”.
En esta ceremonia en la que hubo lecturas de salmos, cantos y oraciones, Francisco advirtió de la posibilidad de que la tradición cristiana pueda “quedar reducida a una pieza del pasado, encerrada en las paredes de nuestros templos” y dejar “de entonar una melodía capaz de movilizar e inspirar la vida y el corazón de aquellos que la escuchan”. Denunció también que “ciertamente no son tiempos fáciles” para los cristianos.
En este sentido, se refirió a “muchos hermanos nuestros que hoy viven en su carne el destierro e inclusive el martirio a causa de la fe, pero su testimonio nos lleva a descubrir que el Señor nos sigue llamando e invitando a vivir el evangelio con alegría, gratitud y radicalidad”. EFE
