La contundente victoria alcanzada el domingo en las elecciones de Argentina por el frente encabezado por el presidente Mauricio Macri no solo representa un gran impulso a las reformas en carpeta, sino un trancazo al pasado.

Líderes como la expresidenta Cristina Fernández, quien buscaba la senaduría de la provincia de Buenos Aires, y otro expresidente como Carlos Saúl Menem, quien no pudo retener su feudo de La Rioja, tendrán, en el mejor de los casos, que replantearse su futuro político. Los dos perdieron plazas que habían sido bastiones del peronismo.

Es muy significativo el hecho de que tanto Fernández como Menem perdieron la partida frente a candidatos jóvenes, que hasta cierto punto representan la nueva corriente que ha dominado los procesos electorales en distintos países.

Por supuesto que la victoria ha sido un gran espaldarazo para el presidente Macri, más por las circunstancias y los nubarrones que parecían conspirar contra los resultados.