Opinión

El PLD de hoy (V)

El PLD  de hoy (V)

Ramón Rodríguez

A mitad del camino de estos trabajos sobre el PLD de hoy, urge significar, que lo único que motiva al autor de estos párrafos, es aportar a que el Partido de la Liberación Dominicana, como instrumento de la democracia dominicana y como obra maestra del insigne prócer: Juan Bosch, pueda reasumir los objetivos para los cuales fue fundado. Aunque el fervor de las elecciones del 15 de mayo obnubile a nuestra clase política, lo cierto es, que nuestro sistema de partidos está herido de muerte. Y es más tétrico el panorama, cuando comprobamos, que un Partido como el PLD ha permitido que se quebrante su disciplina interna, sin poder sancionar a los violadores de sus estatutos.

¿Qué hemos sostenido en estos primeros artículos? primero, que no es justo, ni correcto, decir que el PLD es un partido corrupto, lo apropiado, es establecer, que una parte de sus miembros se ha corrompido, no así el partido, ni cientos de miles de sus miembros y simpatizantes, que se mantienen excluidos del poder y aún así, conservan la figura de el presidente Bosch como líder histórico y anhelan un retorno a los valores éticos perdidos.

Hemos planteado además, que el partido de gobierno sufre una arritmia social, que cobró fuerza cuando una gran cantidad de sus líderes dejó de leer y de interesarse por los problemas de su entorno, para ocuparse en su progreso económico, en cuidar su jardín, como dijo Voltaire en su ”Cándido o el Optimismo”. Es innegable: el mundo se ha transformado a los pies del PLD y algunos de sus miembros, sólo se han ocupado en acumular riquezas.

No pretendemos analizar sobre los posibles resultados de las elecciones nacionales. De hecho, podemos pronosticar, que independientemente de los resultados de mayo, el PLD está llamado a una profunda y dolorosa revisión ante la crisis interna de esa entidad política.

Aunque el proceso electoral ha servido como un manto mágico para tapar ”las evidencias del crimen”, la crisis está planteada. No es ideológica, ni es un enfrentamiento de un grupo que procura volver a los principios de Juan Bosch. Es una lucha por los espacios de poder, de los cuales, ya algunos de sus líderes nos les interesa ni siquiera acumular más riquezas, sino, conquistar más poder político.

Pienso que en el terreno de la ciencia, algunos conceptos tienden a modificarse, pero en cuanto a la pulcritud en el manejo de los recursos, no hay punto intermedio: o se combate la corrupción o se apadrina. Y por más que la alta dirigencia del PLD quiera ”esconder la cabeza debajo de la tierra”. El sobresalto vendrá, pues el deterioro en términos morales de nuestra sociedad, requerirá de un sistema de partidos sólido, creíble, transparente, que propicie la institucionalidad.

El Nacional

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