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El poder no se hereda, se conquista

El poder no  se hereda,  se  conquista

El diario El Caribe publicó el 23 de junio último un reportaje, reseñando los familiares de gobernantes y políticos que pretenden calcar las huellas en la vida pública de sus progenitores, sin que ninguno, conforme a evaluación del autor de este trabajo, califiquen por méritos ganados, con la excepción de Luis Abinader Corona, que ganó en las elecciones últimas, como candidato presidencial del PRM, única alternativa de cambio en los comicios 2020.

La primera referencia de aspirar el relevo generacional del poder en 173 años de trayecto republicano identifica al presidente Juan Isidro Jimenes Pereyra, que calcó la impronta de su padre, el presidente Manuel Jimenes González, y sigue esa obsesión de relevo del poder con el presidente Ramón Báez Machado, nieto del apátrida Buenaventura Báez Méndez.

Trascendió siempre que el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo suspiró porque su hijo Ramfis heredara su tiranía, como Kin Jon-un en Corea del Norte, pero para felicidad del país, Ramfis era un amasijo de graves complejos de inferioridad e identidad, y monumental inepcia, y el Jefe desistió, decepcionado, de su fútil empeño de “Ramfis, promesa fecunda”, que acuñó Expedy Pou por su emisora La Voz de la Reelección, cosecha del licenciado Justo Castellanos Ortega, conforme revela Mario Read Vitini en su obra Trujillo de cerca.

El doctor Juan Isidro Jimenes Grullón, el más brillante y completo sociólogo dominicano, acarició la quimera de conquistar el poder, sin méritos propios, y reeditar las versiones de sus dos antepasados, los presidentes Jimenes González y Jimenes Pereyra, obsesión que le condujo a fundar la fallida Alianza Social Demócrata y conspirar en derrocar al presidente Juan Bosch, participando en el gobierno espurio de El Triunvirato.

El presidente Joaquín Balaguer no reconoció a ninguno de los hijos que procreó en relaciones extra maritales con damiselas y servicios de domésticas.

Los dos hijos del presidente Rafael Bonnelly Fondeur, Rafael Francisco (Pumpy) y Juan Sully, escogieron la vida civil, y Juan Sully presidió la Junta Central Electoral.

El presidente Juan Bosch procreó a Patricio y León, a quienes se desconocen propuestas políticas. Patricio y Barbarita son hijos del presidente Bosch con la dama cubana Carmen Quidiello, mientras que a León y Carolina los procreó con Isabel García.

El presidente de facto Donald Reid Cabral no procreó hijos varones en su matrimonio con Clara Tejera, sólo dos hembras, Anny y Clara.
El efímero presidente (43 días) Jacobo Majluta Azar, no procreó hijos en su matrimonio con Ana Elisa Villanueva Callot, adoptando una hija, Consuelo.

El presidente Antonio Guzmán procreó a Iván, ingeniero agrónomo, (Jaimbloux, Bélgica, 1967), que pesarosamente falleció en un accidente de automóvil en 1969, y no se interesó por la política, contrario a su hermana Sonia, que desempeñó la secretaría administrativa de la Presidencia en la administración de su progenitor, y se desconoce una aspiración presidencial, que sabe, improcedente, por ausencia de méritos. Y lo dejo ahí.

El presidente Salvador Jorge Blanco procreó a Leticia y Orlando, vicepresidente del PRD, sin condiciones para aspirar la presidencia, ni remotamente.

El presidente Hipólito Mejía procreó con Rosa Gómez a Ramón Hipólito y Felipe, desentendidos de la política, no así su hija Carolina, que fue fórmula vicepresidencial en la candidatura presidencial de Luis Abinader Corona.

El presidente Leonel Fernández procreó a Omar en su primera nupcias con Rocío Domínguez, que no ha despuntado como político.
El presidente Danilo Medina no ha procreado, en su matrimonio, con Candy Montilla, hijos varones, sólo tres hijas, Sibeli, Vanessa y Ana Paola.

En rangos políticos sin prosapia presidencial, Luis Abinader Corona aspira a reinsertarse en el trayecto de su progenitor, José Rafael Abinader Wassaff, que se desempeñó como senador por su natal provincia Santiago, educador, economista, perfilándose como la única opción de cambio en las elecciones del 2020, presidiendo el Partido Revolucionario Moderno, la única fuerza política de consideración para detener el continuismo saturado de anomias del PLD de 20 años, hastiantes.

Opciones políticas menores señalan a Minerva Tavárez Mirabal (Minou), que pretendió promoverse a estratos altos de poder con las prótesis de sacrificios y heroísmos de sus progenitores, Manuel Aurelio Tavárez Justo y esposa Minerva Mirabal, sin el soporte de méritos propios, que no los tiene, y por frustración desertó del PLD, grave error, donde debió cosechar méritos para merecer, no por canonjías, que el poder se conquista, no se hereda, ni se consigue por dádivas, aunque procede una inflexión con la escogencia de Leonel Fernández, ungido por dos de los tres líderes de entonces, Joaquín Balaguer y Juan Bosch. El otro fue Peña Gómez.

José Francisco Peña Gómez procreó en sus primeras nupcias con Julia Idalia García Martínez, a José Francisco y a Francisco Antonio Peña Guaba, y ninguno señala condiciones que no fuesen dádivas, diametralmente opuestas a su progenitor, el más vibrante líder político post Trujillo, superando en su oratoria dantonesca y pirofórica de barricadas a Juan Bosch.

El Nacional

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