Opinión

El PRD mayoritario

El PRD mayoritario

Un nombre y un lugar importan poco si no hay propósitos y estrategias inteligentes. El PRD sigue siendo una fuerza mayoritaria, en el primero o en el tercer lugar que ahora le asigna la Junta Central Electoral {JCE}, tras los resientes comicios. Enfrenta los mismos retos y desafíos de cara al 2020. “A rose by any other name would smell as sweet”, la rosa con cualquier otro nombre olería igual de dulce, a decir de Shakespeare. Toca agregar: en cualquier lugar.

La asignación presupuestal cuenta, desde luego. Una de las oportunidades aprovechables para el relanzamiento de un partido que es parte esencial de la cultura criolla, en varios aspectos, incluyendo el organizativo y el político, que no son la misma cosa.
El tema organizativo requiere un serio y sincero examen, en tanto que el político va a establecer valores relacionados con ajustes necesarios para marcar el paso con los tiempos y tendencias prevalecientes.

La historia y la esencia ideológica y social del PRD están ahí como sustento de una fuerza que transita, a veces en situaciones desfavorables y otras tantas con buenos vientos. Fragua indiscutible, forjadora de liderazgos, donde se han segado tantas cosechas que hoy actúan en el escenario político. No sería utópico esperar un reforzamiento y renacer vigoroso. De este, que es el mismo PRD de Peña Gómez, surgieron el PLD, el BIS, el PRI, el PRM, y paro de contar.

Vistos los resultados y revisado el comportamiento de estas derivaciones, cada quien podrá tener sus conclusiones. De manera que el levamiento requerido para proyectar el futuro de esta agrupación no va a necesitar otra cosa que no sea disposición y voluntad. Pasado este cuatrienio, el escenario electoral distará de ser similar al presente. Podernos apostar peso a morisqueta de que va a ser así.

La política y la economía son los componentes más volubles del cuerpo social de un país, y en el nuestro hay motivos para creer que esta regla se cumple de manera acentuada. Pero sería un grave error dejar que el comportamiento de la sociedad marque el destino del PRD y cualquier otra fuerza.

Por ejemplo, el PRM va a atravesar por un proceso de revisión y evaluación de la correlación de tendencias prevalecientes -¿Hipólito o Luis?, sería la cuestión-, pero apostar a sus efectos y echar a un lado otros aspectos que inciden en el cuadro partidista, seria también una falta irremediable. Salvado el tramo electoral reciente, el PRD habrá asimilado la lección.

El Nacional

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