Opinión

Enemigos del pueblo

Enemigos del pueblo

Donald Trump avanzó otro paso en su batalla contra la prensa, uno de los pilares del sistema político de su país, al impedir a medios tan influyentes como The New York Times participar en un encuentro con el vocero de la Casa Blanca. Los periódicos no son impolutos ni santos barones, y muchos de los cuales en distintas épocas han participado, para colmo, en conspiraciones en apoyo a intereses perversos. Tampoco tienen ya el monopolio de la información, pero son los portadores del crédito profesional y en Estados Unidos se han erigido en ejemplo del mejor periodismo.
Desde antes de asumir la presidencia, el magnate no ha cesado de enfrentar a los medios que no apoyaron sus aspiraciones. Ahora, siguiendo la misma ruta del Gobierno de Venezuela, que expulsó de su territorio a la cadena de noticias CNN, y las restricciones impuestas por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, su administración ha sentado un precedente al vetar la participación de The New York Times, Los Angeles Times, CNN y Político en una rueda de prensa con su vocero Sean Spicer.
Lo más llamativo es que ante la embestida de Trump, que prefiere las redes sociales para comunicarse y que ha acusado a la prensa de mentirosa y enemiga del pueblo, los medios no se intimidan, sino que asumen su misión con gallardía. Si bien la restricción se inscribe dentro de la historia de desencuentros suena la alerta que coincidiera con las informaciones que tanto lo irritaron, según las cuales la Casa Blanca había pedido al FBI que desmintiera públicamente que se hubiera producido algún contacto entre el Kremlin y gente de su entorno.

Gracias a esos medios que Trump tanto aborrece la democracia en Estados Unidos se afianzó con la publicación por el Washington Post del escándalo Watergate, que culminó con la renuncia en 1973 del presidente Richard Nixon. En 1971 se había producido otro gran acontecimiento periodístico con la divulgación por The New York Times de los famosos “papeles del Pentágono”, el nombre con que se conoció un informe secreto del Departamento de Estado sobre la implicación militar y política de Estados Unidos en Vietnam entre 1945 y 1967. Los documentos evidenciaban que el presidente Lindon B. Johnson había mentido sistemáticamente no solo a la opinión pública, sino al Congreso, sobre un tema de trascendental importancia.ç
Esa prensa que hoy Trump desprecia porque cuestionó su estilo, sus propuestas y las decisiones que ha adoptado es la misma que el Gobierno no pudo impedir, a través de recursos judiciales, que divulgara el informe que comprometía a sucesivas administraciones de extender deliberadamente, sin comunicarlo, la guerra a Camboya y Laos, con incursiones militares en Vietnam del Norte.

El Nacional

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