Opinión

ENFOQUE SEMANAL

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No se deben emitir juicios a priori

El caso de la constructora Odebrecht sigue dando de qué hablar entre nosotros, desde que en Brasil se destapó el escándalo de la corrupción que ha salpicado a varios gobiernos latinoamericanos, y especialmente a sus partidos políticos envueltos en procesos electorales, e involucrado a las autoridades norteamericanas y suizas, donde alegadamente se manejaron y ocultaron grandes fortunas.

 
En la semana recién transcurrida, comparecieron a cadenas de radio y televisión, primero el ex Presidente Hipólito Mejía, que durante algunos días cacareó, cual gallina clueca, que iba dar a conocer datos contundentes sobre el caso, referido a su período de gobierno entre el 2000 y el 2004, pero quién finalmente, como en el famoso parto de los montes, hizo como la montaña, que después de muchos ruidos y temblores, apenas si parió un mísero ratoncito.

 
El ex mandatario se llenó la boca de viento, solo para decir que manejó pulcramente los fondos destinados al Acueducto de la Línea Noroeste, bajo cuya gestión se construyó, y a la presa de Pinalito, a la cual no se tocó, a pesar de que los fondos para la misma estaban disponibles, producto de dos préstamos extranjeros.

 
Hipólito también habló de tres fincas de la reforma agraria, cuya propiedad se le atribuyó falsamente, según él, en casos que databan de hace casi 40 años, y de los cuales nadie se acordaba. O sea que se trató de una alocución que como dice el refrán, que tuvo mucha espuma y poco chocolate.

 
En cambio las palabras del Presidente Medina, con esa sobriedad que es una de las características de su gobierno, fueron cuidadosamente meditadas, para reafirmar, una vez más, que sus manos están absolutamente limpias de peculado, que el manejo del erario, bajo su orientación ha sido manejado con absoluta limpieza.

 
El Presidente Medina afirmó que sabe que hay gente que quisiera verlo preso, que son aquellos que como los dirigentes del Partido Revolucionario Moderno se resisten aceptar los resultados del 15 de mayo del 2016, que dieron al Mandatario la reelección con más del 64% de los votos, y aquellos envidiosos de los logros ajenos, que siempre tratan de enlodar morbosamente las reputaciones ajenas, decimos nosotros, avalados con 30 años de ejercicio periodístico.

 
Con su habitual seriedad aconsejó a sus adversarios políticos, que quieren verlo nadar en el lodo, que no se apresuren, que esperen el resultado final de las investigaciones, cuyos resultados serán totalmente de público conocimiento, porque no tiene absolutamente nada que ocultar.

 

 
Es decir que el contraste entre ambos estilos de hacer política no podía ser más evidente, uno, Hipólito, basado en que hay que creerme porque yo lo digo, y para eso soy el Guapo de Gurabo, y otro Danilo. Aferrado a la paciencia, en espera del resultado final de las investigaciones, con entera confianza y ecuanimidad.

Y hasta el próximo domingo, con más Jerez y más Whisky

El Nacional

La Voz de Todos