¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

Mary Leisy Hernandez

Volver al frío –
Bruselas, Bélgica.- Ya me había desacostumbrado al eterno frío cuando volví de nuevo de visita a nuestro antiguo refugio en Europa. Los abrigos que durante tres años de estadía en Bélgica había usado sin grandes dificultades, ahora me parecían super pesados. Toda la ropa que debía ponerme para salir me parecía demasiada.

Cuando me mudé a Brasil muy rápido me volví a enamorar de mi amado clima tropical, de andar con mis ligeros vestidos llenos de colores y flores, de atreverme a andar por la calle en chancletas como frecuentemente lo hacen los brasileños y como raras veces se ve en mi patria dominicana. Debo reconocer que el formalismo a veces hace que la gente de mi país se olvide de que vive en un país cálido y en muchas ocasiones viste como si viviera en el intenso frío.

Cuando volví a Bruselas fue que me di cuenta que para mi el frío fue solo una novedad que quería sentir y vivir alguna vez en mi vida. El primer año en Europa fue maravilloso ver caer desde la ventana la nieve, caminar sobre aquella alfombra blanca, subir a la montaña y estar rodeada de aquel puro color. Era como un juego vestirse como muñeco de nieve y ser parte de lo que de niña y muy joven solo veía en postales y películas.

Recuerdo que me reía mientras otros se quejaban del frío. Viniendo de República Dominicana cada sensación me parecía nueva, un descubrimiento y yo, amante de vivir otras culturas y otros modos de vida, estaba experimentando algo maravilloso que nunca antes tuve la oportunidad de vivir ni en tiempos de vacaciones.

El segundo año ya no fue tan emocionante. Comenzaba a darme cuenta que el frío no era una aventura ni algo por descubrir durante unos días de fiesta, el frío sería parte de mi vida mientras viviera en esta parte de Europa. Comenzaba a sentir en su justa dimensión el picor del frío en la piel, el deseo de refugiarme entre sábanas y colchas.

Ahora que volví de nuevo al frío es que valoro en su justa dimensión la riqueza en medio de la que nací. Nací en un soleado y cálido país tropical y de muchas cosas somos ricos los que nacimos y crecimos en un país como República Dominicana. Pena que en muchas ocasiones ni nos enteramos.

El Nacional

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