¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

Mary Leisy Hernandez

Mi perro patagónico

Puerto Natales. Chile. Fue mío y solo mío aquel perro de ojos miel que nos dio la bienvenida en el portal del hotel de aquel pueblo de la Patagonia chilena. Fui su dueña por muy poco tiempo, pero lo recuerdo en cada perro callejero, veo su retrato en cada animal indefenso que sufre abandono y maltrato.

Llegamos casi de noche a Puerto Natales y entramos al hotel a dejar nuestras pertenencias. Cuando salimos, allí estaba el patagónico perro esperándonos. Nos miró y nos siguió como lo hacen los perros con sus dueños.

Tomamos rumbo hacia la costanera y a veces, contemplando el azul del mar me olvidaba de su presencia. El seguía allí, a nuestro lado, caminando con nosotros sin saber ni importarle hacia donde.

Nos alejamos de la costanera para dirigirnos hacia el centro y allí llegó con nosotros. Varios detalles nos hacían detener el andar y el igual se detenía. Caminamos por la Plaza de Armas y luego buscamos un restaurante para comer. Nuestro hermoso perro se sentó en la acera a esperar nuestra salida.

El restaurante estaba muy lleno y entre esperar para sentarnos, el plato y el postre, volví a olvidarme de aquel tierno y pequeño canino color oro.

Hoy ya no lo olvido más, el transformó mi imagen sobre los animales. Aun me duele haber dejado en la mesa los restos de mi plato patagónico. Espero que alguien hiciera posible que ese día probara comida.

Cuando salimos del restaurant nos esperaba junto a un montón de hermosos perros callejeros. Como buen guardían nos volvió a seguir hasta el hotel dejando atrás todos sus compañeros. Tuve ganas de acariciarlo, de darle el cariño que le negó quien lo abandonó, pero lo dejé para luego, solo que no hubo luegos. Creo que salió a procurar un mejor dueño.

Al día siguiente busqué entre todos los callejeros a mi perro dorado de ojos miel y no lo encontré, tampoco el día subsiguiente. Al tercer día me fui hacia la Patagonia argentina sin volver a ver el perro que fue mío por una noche.

Espero que otros turistas le dieran el cariño que no le di, o algo mejor, que encontrara un buen dueño a quien siempre seguir y serle fiel.

El Nacional

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