¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

Mary Leisy Hernandez

Hotel de selva
Brasilia, Brasil. Es posible hospedarse en puro confort y lujo en medio de la Selva Amazónica, estar conectado 24/7 y tener todos los servicios de un muchas estrellas en aquel habitad de anacondas, jaguares y animales de todas las especies. Nosotros sin embargo, optamos por un hotel de selva modesto, un lugar que nos permitiera mantenernos conectados con la naturaleza.

Escogimos una estructura ideada por indígenas civilizados en el que tuvimos más o menos las mismas condiciones de los descendientes de los nativos que viven allí, un lugar que nos permitió ver desde mejor perspectiva la realidad de la amenazada reserva amazónica.

Las posibilidades son muchas cuando se quiere conocer un poco de la selva más grande del mundo. Algunos optan por dormir en barcos-cruceros que los llevan cada día a conocer una zona distinta. Otros, los más atrevidos, se atreven a dormir con lo mínimo en el exterior. De hecho, nosotros lo hicimos por una noche y fue inolvidable.

Dormir en un hotel de selva lujoso puede tener sus encantos, pero igual, también sus distracciones. Algunos hospedan en casas flotantes o sobre estructuras construidas a la altura de los árboles. Tienen muchas opciones para estar en medio de la naturaleza con todas las comodidades de la civilización. Para mí, la opción que escogimos fue la más conveniente para aprovechar al máximo la contemplación. Fue maravilloso estar cinco días sin internet y con apenas cuatro horas por día de electricidad. Fue lindo hacer largas siestas en hamacas, cambiar las conversaciones cibernéticas por conversaciones cara a cara y rememorar aquellos tiempos en los que las horas de ocio no se pasaban frente a una pantalla.

Fue interesante romper con nuestra vida rutinaria por cinco días. Por lo general había que levantarse temprano, antes que el sol. Eso nos permitía ver el despertar de las aves y aprovechar mejor la luz natural. En las noches las actividades eran mínimas y todo invitaba a ir temprano a la cama, sobre todo los mosquitos y el cansancio de un día caminando y navegando en aquel ambiente lleno de verde y de animales que en la mayoría de casos no se dejan ver, pero si escuchar y sentir.

El Nacional

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