¿Qué Pasa?

Entre el cielo y tierra

Entre el cielo y tierra

Era un desayuno típico francés en el séptimo piso del Barrio de la Plaza Italia. Como siempre mermeladas hechas en casa, la baguette y las largas conversaciones de los fines de semana alrededor de la mesa.

De pronto se habló del artista plástico Roberto Flores y tuve que hacer la historia.

Desayunábamos con unos amigos franceses que admiran los frescos de este destacado artista dominicano.

Tuve que decirles que desde hace varios meses Flores no pinta, que se puso muy triste porque un sacerdote decidió borrar con pintura blanca una obra suya declarada patrimonio nacional por el Congreso de mi país y puede que fuera de tanto dolor y tanta impotencia que tuviera un evento cerebral que le tiene inmóvil su mano derecha desde Mayo pasado.

Era el Sábado por la mañana en París.

Al frente la panorámica con la imponente Torre Eiffel, a nuestro alrededor los amigos sorprendidos opinaban y hacían preguntas sobre este hecho producto de la ignorancia.

Yo de pronto dejé de entender el francés, el hermoso día soleado se me tornó gris, me sentí muy triste y sin querer, sin poder evitarlo me puse a llorar. Aprecio mucho a Flores el artista y más a Flores el ser humano.

Tal vez no debería escribir esta historia para no poner más triste a los que ya están bastante tristes, pero si, quiero escribirla para invitarlos a perdonar y a orar. Perdonar a este hijo de Dios que de haber tenido conciencia del gran daño que provocaría, no hubiese borrado este fresco en honor a Nuestra Señora del Carmen de la Iglesia de Jarabacoa.

 Perdonemos porque el rencor solo daña a quien lo siente y oremos para que Flores pueda volver pronto a pintarnos ángeles, violines, rostros, desnudos y todo lo que con pasión siempre ha hecho.

Cuanto me gustaría tener uno de sus ángeles en nuestro apartamento de Bruselas, cuando me encantaría volver a República Dominicana y ver a Flores encaramado y embarrado de arte pintando ángeles en los techos de las iglesias. Oremos a Dios para que pronto así sea.

El Nacional

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