Opinión

Entre el nepotismo y los antivalores

Entre el nepotismo y los antivalores

El nepotismo es la preferencia que tienen funcionarios públicos para dar empleos a familiares directos, sin importar el mérito para ocupar el cargo sino el parentesco.

En las naciones donde se practica la meritocracia, en su concepción de darwinismo social, su uso es generalmente negativo y se considera corrupción entre los políticos y funcionarios que se respetan a sí mismo.

El gobierno de Napoleón Bonaparte, en Francia, fue un típico caso de nepotismo ya que otorgó varios cargos públicos a sus familiares, entre ellos su hermano mayor José Bonaparte, que fue nombrado rey de España.

Sin embargo, en nuestro país, donde la inversión de los valores morales y éticos ha llegado al extremo que acumular fortunas, aunque no se pueda justificar ante la familia o la sociedad, es una señal de éxito, respeto e impunidad.

Los descendientes del dictador Rafael Leónidas Trujillo son un ejemplo del nepotismo más aberrante, de tal manera que 50 años después del ajusticiamiento del Jefe, pretenden venir al país a venderse como mansas ovejas con fortunas que no pueden justificar, pero alquilan aduladores, entre ellos periodistas y comentaristas.

Pero también están los trujillistos contemporáneos, entre los que no faltan comunicadores cuyo hobby es enrostrarles a los periodistas que ejercen con honestidad, los bienes acumulados aunque hayan tenido que vender su alma y pluma al mismísimo Diablo.

Algunos insisten en lanzar piedras y lodo contra vecinos, olvidando el viejo refrán de no tirar piedras cuando vuestras casas tienen techos de cristal; pero en ellos el cristal no solo está arriba sino también en las paredes, lo pisos y hasta en los sunrroof de los lujosos vehículos que conducen.

Volviendo al nepotismo es una práctica inmoral, rechazada en todas las sociedades tanto como la mentira, blasfemia, la envidia, deslealtades y traición.

Aunque todo esto es peor que el nepotismo. No soy, he sido ni seré nunca un abanderado de esa práctica inmoral, y por eso respeto y admiro a los funcionarios que han predicado con el ejemplo.

El Nacional

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