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¿Está realmente muriendo el espíritu de la Navidad en la República Dominicana?

¿Está realmente muriendo el espíritu de la Navidad en la República Dominicana?

Con el paso de los años la forma en cómo los dominicanos viven la Navidad ha ido cambiando; para algunos esto significa que el espíritu de estas fiestas ha muerto, otros se esfuerzan por mantener las tradiciones adaptando sus celebraciones a la falta de tiempo e inseguridad que impera en la sociedad.

Hace pocas décadas la Navidad, que tiene como motivo central recordar el nacimiento de Jesucristo, estaba marcada por una serie de rutinas y rituales que cambiaban poco con el paso de los años, en las que se involucraba toda la familia y de manera extendida la comunidad.

En los pueblos los niños y adolescentes estaban encargados de recoger en el monte un buen charamico para armar el árbol, pintarlo del blanco que simula la nieve de un invierno helado que no se vive en República Dominicana y de hacer adornos con cascarones de huevos y con otros materiales reciclados.

Mientras que los más grandes debían criar, sacrificar y cocinar un animal especial para la gran cena de Nochebuena, se involucraban en aguinaldos o mañanitas y recorrían en las madrugadas el pueblo o barrio con canciones navideñas y esperaban el amanecer del 24 de diciembre en la tradicional misa del gallo.

Pero hoy, que pocas empresas dan vacaciones colectivas en por Navidad, los adultos siguen su ritmo laboral habitual, deben trabajar hasta el mediodía del 24 de diciembre y a esa misma hora del 31, por lo que disponen de poco margen para participar de actividades emblemáticas como los aguinaldos y la misa del gallo.

A los trabajadores se les dificulta también decorar ellos mismos el árbol, por lo que los que tienen recursos llaman un decorador; o para dedicar largas horas para sazonar y cocinar cerdo, pavo o pollo, el moro, ensalada rusa, y pasteles en hoja, por lo que terminan comprando todo o casi todo ya preparado.

La investigadora folklórica Xiomarita Pérez explica que aunque ya no se celebren las fiestas como antes no quiere decir que el espíritu haya muerto, sino que se ha transformado, ya que la Navidad mantiene su significado y que a fin de cuentas lo que prima en esta época debe ser la unión familiar.

“Después de que cambia la cultura no se puede hacer nada. Lo que puedes hacer, es recrearla o ponerla en valor, pero no va a ser lo mismo. Lo que tú tienes ahora tienes que valorarlo, tienes que preservarlo, porque después que cambia no puedes hacer nada”, expresó.

Dice que no podemos pretender que las tradiciones tengan que volver porque la cultura se transforma producto de las necesidades de la colectividad. “Qué es lo que tenemos que hacer, seguir mantenido ese legado, reconocerlo, apreciar esas tradiciones que ya no están presentes para que las futuras generaciones vean cómo se celebraban antes”.

Y continuó: “Te digo lo que me gustaba de antes, la ritualidad, mejorar el pavo, matarlo, sazonarlo, así era que se hacía, ahora no, ahora se compra todo hecho. Por una parte se ha simplificado, porque ahora no hay tiempo de nada”, sostuvo.

La investigadora indica que la principal causa de que ya no se hagan los aguinaldos y otras tradiciones que se practicaban en la noche o madrugadas es por la delincuencia, lo que incluso ha obligado a que muchas iglesias cambien el horario de esos cultos.

Ella entiende que en los barrios hay ahora más sentimiento navideño que antes. “Tu vas a barrios como villa Consuelo o Villa Juana y son ellos los que adornan sus espacios, sus casas, las aceras, las calles, no esperan que venga el ayuntamiento para que lo haga”, expresó quien este domingo celebró junto a amigos en su casa una alborada para dar la bienvenida a la Navidad y con motivo del Día del Patrimonio Nacional.

Pérez sostuvo que ya ha cambiado incluso la fecha en la que se le da inicio, pues, explica, que cuando ella era niña la gente ponía el árbol a mediados de diciembre y ahora lo hace en octubre.

Dijo que los padres y los maestros son los responsables de transmitir las costumbres, valores y tradiciones a las nuevas generaciones para tratar de preservarlas.

Relató vivencias de momentos buenos y malos económicamente en su vida y la forma en la que adaptó la celebración a cada realidad, sin dejar que la falta de recursos robara la ilusión con la que sus hijas lo vivieran.

Los pesimistas

Los que opinan que el espíritu navideño ha muerto explican que “ya no se ve el dinero en la calle” como antes, que ya menos personas decoran sus casas o las pintan, que el doblesueldo no alcanza, que menos barrios se unen para poner decoraciones en sus calles o que cada vez menos niños creen en que mágicamente Santa Claus (Papá Noel) o los Reyes Magos les regalarían algún juguete o ropa el 25 de diciembre, 6 de enero, o algunos días después la Vieja Belén.

UN APUNTE

Costumbres

Entre las tradiciones culinarias de la cena de Nochebuena dominicana está cocinar moro, cerdo, ensalada rusa, pastel en hoja, panetón y la lasaña en los últimos años, aunque estos dos no son autóctonos dominicanos. Estos se acompañan con dulces y licores como el ponche, sea artesanal o industrial. También es costumbre que al día siguiente no se cocine, sino que se haga el “recalentao”, de la cena anterior.