Causó extrañeza y frustraciones el anuncio hecho por el Comisionado de las Grandes Ligas, suspendiendo por ochenta juegos y sin posibilidad de participar en la postemporada, a la segunda base de los Marineros de Seattle, el dominicano Robinson Canó, luego de que este diera positivo al uso de sustancias prohibidas.

Análisis practicados a Canó le encontraron Furosemida, un medicamento recetado en el tratamiento de hipertensión, problemas cardíacos e insuficiencia renal, remedio prescrito al pelotero por un médico dominicano, según sus declaraciones.

La Major League Baseball (MLB) suministra a todos sus beisbolistas un listado de los productos que por ningún motivo deben utilizar, por lo que Canó es en parte culpable de su propia situación, que le hará perder alrededor de 12 millones de dólares, ya que debió exigirle al galeno otro medicamento sano, que los hay, para cualquier tratamiento de su salud.

Sin embargo, en Latinoamérica se está presentando un gran abuso por parte de médicos que recomiendan esteroides, a sabiendas de su poder letal y la capacidad de estos de conducir a los seres humanos a la aniquilación total de su salud y posteriormente a la muerte.

Estos compuestos químicos son recetados alegremente por profesionales de la medicina, presentándose que en muchos casos, son parte del multimillonario negocio existente entre laboratorios farmacéuticos y consultorios, que ganan dinero simplemente con recetarlos, por lo que considero que quien con bata y estetoscopio cometa este crimen deben retirarle su exequatur.

Los esteroides transmutan radicalmente el funcionamiento del cuerpo humano. Dislocando la producción de hormonas, llegando en algunos casos a destruir el “colesterol bueno” o HDL, aumentando el riesgo de padecer arterioesclerosis, hepatitis y enfermedades cardiovasculares. Asimismo, destruyen las testosterona en pacientes masculino, y arruinan los estrógenos en las mujeres.

En las universidades en donde se imparte la carrera de medicina hay asignaturas que enseñan el mortífero daño que producen los esteroides, y aún con toda la información existente sobre estos tóxicos compuestos orgánicos, hay personas desaprensivas en el mundo de la medicina que los recomiendan.