Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

Militares políticos, por herencia de heroicidad

Porque… “Mal están las cosas cuando lo que debía conseguirse por mérito se intenta por dinero”.

No quiero referirme a las causas verdaderas o no, que condujeron al complot mediante el cual perdió la vida Ulises Hereaux (Lilís) y si fueron patriotas, héroes o no,  los que llevaron a cabo la ejecución. Eso, para los fines que busco, es impertinente. Igual argumento aplico, al otro acontecimiento del 1911, mediante el cual, en Moca, se produjo la muerte del Presidente Ramón Cáceres (Món). A estos acontecimientos aplico el viejo principio sobre la verdad, el cual se refiere que si usted no tiene argumentos válidos para rebatir lo que se considera como una verdad, usted debe de aceptarla como tal.

 Para eso está la historia, escrita por los vencedores y aquellos cronistas “imparciales” que la han escrito. Todo eso es correcto, a la luz de un estudiante o para aquel que no vivió esos acontecimientos pero, al referirnos a “hechos” conocidos o vividos per se, la controversia tiene que florecer para que las futuras y actuales generaciones conozcan la “otra cara” de la moneda, el otro cantar.

 Resulta, que después de alrededor de cincuenta años de la desaparición física del Presidente Món Cáceres, vuelve a producirse una acción similar con la muerte del presidente Trujillo, Rafael Leonidas  y sin importar si fueron intereses personales o intereses de la Patria, la verdad incuestionable es que produjo héroes y traidores.

 Y así, de salto en salto, llegamos al 1965  donde,  otra vez, corrió la sangre y llegamos al 1973 a otra refriega, que por igual produjo derramamiento de sangre, héroes y traidores, sin que tampoco en esta oportunidad pretendamos analizar el cordón umbilical que de una manera u otra enlaza todos estos hechos de sangre, generadores de proezas, de acontecimientos vergonzosos, de héroes y villanos, incluidos todos en una historia escrita con tantas verdades y muchas media mentiras.

 Sé que al decir esto último, para muchos constituya una herejía, aunque lo que nadie puede negar es que, tantas veces se dice una mentira que hasta sus propios creadores se llegan a creer que es verdad y se convierten en fanáticos rabiosos, negadores de otras realidades, tan perversas, indelicadas e ilegales, como aquellas que generaron la acción primera. Por eso dijo el gran estadista Winston Churchill que “un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar el tema”.

 Ahora nos damos de frente con otros tipos de héroes. Son aquellos que han heredado la heroicidad de sus familiares, como si fuesen bienes o caracteres genéticos dejados  por la generación precedente y que llevan a cabo las mies por tiempo indefinido, con el derecho que les proporcionan los políticos y los vastos recursos de la Patria. Esa misma patria desacreditada, cualquerizada y ordeñada como una vaca cualquiera.

 Se viola impunemente las leyes establecidas, como esa de las FF.AA. la cual se mantiene –a pesar de los años- aún virgen, porque nadie le ha puesto las manos y a la cual sólo se refieren cuando quieren aplicarla a los miembros del club de los pendejos. Políticos, periodistas, ministros y sacerdotes, entre otros, se hacen los ciegos, sordos y mudos cuando los “heredados” violan la misma y ofenden el pedazo de papel que eufemísticamente le llaman Constitución de la República.

 Ofenden y abusan del uniforme y condición de militar y son aplaudidos, hacen declaraciones políticas y son alabados, pertenecen a organismos políticos y todos callan. Y que nadie se haga el pendejo, que todos saben a quienes me refiero.

 Y mientras continúa este atropello en contra de la profesión militar, sin que aparezca un ministro con breteles que le ponga el cascabel al gato, o renuncie por dignidad –si queda- y mientras alaban y alaban lo insulso e inmoral y, hablando de dominicanos patriotas, a los que les gusta acabar con los vivos para luego de muertos lanzar torrentes de lágrimas de cocodrilos y discursos hipócritas, alabando las cualidades del desaparecido. Nosotros preguntamos a los cuatro vientos: ¿qué están esperando para reconocer la valentía, honradez, patriotismo y sacrificio por esta nación, del laureado escritor, intelectual, político, guerrillero y hasta rosca izquierda del ingeniero Hamlet Hermann? Digo yo, si es que en verdad queremos reconocer verdaderos paradigmas. ¡Si señor!

Vive de manera que pueda mirar fijamente a los ojos a cualquiera y mandarlo al diablo.

H.j. Mencken.-

El Nacional

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