Opinión

FRANCIS CAAMAÑO: Perfil biográfico y político

FRANCIS CAAMAÑO: Perfil biográfico y político

En Londres, Francisco A. Caamaño Deñó, acompañado de su esposa, María Paula Acevedo de Caamaño, de sus dos hijos varones y de su tío Alejandro Deñó Suero, alias Chivú, hermano de su madre, llevó una vida discreta y apacible, recibiendo extraordinarias manifestaciones de admiración y aprecio de los ingleses en todos los lugares donde hacía acto de presencia, en los cuales era inmediatamente reconocido.

En Londres, Francis Caamaño comenzó el proceso de transformación intelectual de su vida. Allí inició la lectura de libros de historia y de otra naturaleza, que no puedo señalar, pero lo más importante era  las opiniones y relatos que escuchaba de quienes le visitaban, que fueron incentivando en él su conciencia política revolucionaria. Contrario a lo que los servicios de seguridad y vigilancia estadounidenses creían, a la larga Londres fue un escenario conveniente para su aprendizaje político.

En ese país, en Inglaterra, en esas ironías de la historia, Francisco Alberto Caamaño Deñó comenzó a convertirse en un militar, patriota, político y revolucionario, antiimperialista, y quedó abierto a las conversaciones, entrevistas y testimonios de docenas de personas que le visitaron, interesados en conocer al héroe que había encabezado la resistencia del pueblo dominicano contra la intervención, injustificada, de los Estados Unidos en la República Dominicana, pequeño país del Caribe. El carácter firme, combativo, valiente e indómito de Caamaño Deñó se perfiló a partir de su permanencia en Londres y sus visitas a Europa, particularmente a Francia, Bélgica y Holanda, como una expresión con matices definitivos de un patriota revolucionario.

En los primeros días de febrero de 1966, después de haber participado en la Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina (La Tricontinental), e impedidos de regresar a nuestro país por disposición del gobierno del presidente García Godoy, nos trasladamos a Europa, específicamente a París, y establecimos allí domicilio provisional, aceptando la sugerencia o petición del Gobierno Revolucionario de Cuba, de que el coronel Caamaño, establecido en Londres, necesitaba a su lado un político con experiencia que lo ayudara a protegerse de la vigilancia de los Estados Unidos y de sus organismos de espionaje, que podían poner en peligro la integridad física de su vida. Las autoridades del más alto nivel de Cuba nos pidieron, al mismo tiempo, que facilitáramos los contactos de Francis Caamaño con el Gobierno Revolucionario de la hermana República Antillana. Cuando llegamos a Londres por primera vez y luego del encuentro afectuoso y familiar con Francis, su esposa María Paula Acevedo de Caamaño y Chivú Deñó, en larga conversación con Francis, a quien rendimos un informe de nuestras actividades en Cuba, desde diciembre de 1965, hicimos de su conocimiento el interés de los cubanos de establecer relaciones con él, a lo cual dio su consentimiento de manera inmediata. Cuando regresamos a París informamos a Hugo Castro, encargado del G-2 cubano en Europa, Asia y África, que el coronel Caamaño estaba dispuesto a recibir un representante  del gobierno cubano para establecer las relaciones que considerábamos, él y yo, relaciones necesarias e imprescindibles para el presente y el futuro del pueblo dominicano.

Desgraciadamente, ya para ese momento, Hugo Castro era un agente encubierto al servicio de la Agencia de Inteligencia de los Estados Unidos, mejor conocida por las siglas de la CIA, y fue a partir de ese momento un informante permanente de las actividades y relaciones del coronel Caamaño Deñó en Europa, tan necesarias para el gobierno estadounidense.

Tiempo después, aproximadamente un año, habíamos viajado a África, Asia  y a otros países de Europa y era necesaria nuestra presencia en la República Dominicana, por razones familiares, aunque antes de salir de Europa habíamos acordado con Francisco Caamaño Deñó, que había recibido en Londres emisarios cubanos, que en algún momento más adelante debía realizar un viaje a Cuba para que allí obtuviera mayor información de los objetivos estratégicos y políticos de las conclusiones de La Tricontinental y especialmente de las OLAS, organización regional de La Tricontinental encargada de organizar y estimular los levantamientos guerrilleros en América hispana.

El Nacional

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