¿Qué Pasa?

Generalidades

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El sonido juega un papel fundamental para que podamos disfrutar adecuadamente de la música. Si el encargado de este departamento lo hace como corresponde, nos traslada al mundo mágico que se imaginó el compositor que creó la melodía que estamos escuchando.

Pero el problema es que muchos encargados de sonido no tienen la preparación necesaria para poder proporcionarlo en la forma más idónea posible y a veces resulta una tortura para nuestros oídos escuchar una música que de otra forma sería una delicia.

No tengo que ir muy lejos para referirme a una experiencia que tuve recientemente en un crucero que realicé por el Caribe en un lujoso barco. La semana que pasé a bordo tuvo varios músicos de distintos géneros cuyas interpretaciones sonaban como coros de ángeles a nuestros oídos, pero hubo una excepción. Aunque se bailó hasta más no poder, no pude dejar de notar que no todos los grupos lograron brindarnos la calidad de sonido necesaria para que todo saliera perfecto. Ahí falló el encargado de este aspecto del viaje.

Pero, señores, un ingeniero de sonido de verdad no hace pasar malos ratos a las personas que pretenden disfrutar de la música. Lástima que haya algunos que se autodefinen como “ingenieros de sonido” y que, en realidad, no son más que unos usurpadores, que por saber conectar unos cuantos cables creen que pueden realizar tareas para las cuales no están preparados.

Miren el caso de Juan Luis Guerra y su grupo 4.40. Cuando uno los ve sobre un escenario, su música nos llega con toda la riqueza con que fue concebida, con el volumen y los altos y bajos en su debida medida, haciendo gala al nombre que han llevado por el mundo, o sea, la armonía perfecta.

Los locos ritmos actuales como el reggaetón, el dembow y el rap no necesitan un sonido perfecto, ya que la muchachada que los sigue sólo quiere gritar y saltar con sus intérpretes favoritos, no les va ni le viene que el sonidista tenga o no la preparación necesaria para brindar un espectáculo grato a sus oídos.

Pero no todo está perdido, amigos. La solución está al alcance de la mano. Nuestros sonidistas deben prepararse mejor, realizando cursos de perfeccionamiento y poniéndose al día de los últimos equipos que hay en mercado para que de esta forma sea un placer concurrir a sus conciertos.

El Nacional

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