Nuestro ritmo: merengue
Que buena noticia fue con la que se despertó el pueblo dominicano el pasado miércoles 29 de noviembre. Pues la UNESCO declaró nuestro ritmo, el merengue, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Yo que me declaró un fiel amante del merengue, me sentí al igual que todos los merengueros con que cuenta el país, una persona muy orgullosa de mis raíces, de lo que somos como pueblo a nivel musical.
El merengue pase lo que pase sigue siendo el género cumbre de este país, pues donde se quiere escuchar y bailar buena música, el merengue siempre dice presente.
Valoro mucho el afán de mi queridísimo amigo José Antonio Rodríguez, quien desde su antigua gestión como ministro de Cultura luchó por lograr que el merengue sea más reconocido a nivel mundial.
Indiscutiblemente, que este nuevo logro para nuestro ritmo, es un empuje para que nuestros merengueros ponga más amor y empeño a su trabajo, a que se olviden del que dirán y entre a los estudios de grabación hacer lo que saben: buen merengue.
Es un empuje que llega en momentos en que otros géneros han tomado mucho auge en el país, pero eso no está mal, esto mejor es un incentivo mayor para que el merengue se mantenga en competencia y cada género baile uno al ritmo del otro.
Pues considero que no se debe tratar de que solo se escuche merengue, que solo haya orquestas merengueras en las fiestas o que las personas solo se paren a bailar merengue, sino que el género se meta en competencia con la salsa y la música urbana.
Si en vez de salir a decir que el merengue está en crisis, es mejor salir a los estudios a grabar, crear nuevas mezclas, haces nuevas composiciones y nuestros exponentes verán que aún queda mucho por hacer y explorar en el género.
Porque una Miriam Cruz o Los hermanos Rosarios no están donde están actualmente por su carita, sino porque se han mantenido grabando y ofreciendo al público merengue acorde a los nuevos tiempos.
