Opinión

Golpismo y tozudez

Golpismo y tozudez

                El Golpe de Estado en Honduras, que derrocó al Presidente de ese país, ingeniero Manuel Zelaya, no es un hecho  aislado ni puede desconectarse del contexto hemisférico.

Ese revés de la democracia se puede repetir en cualquiera de nuestros países, si la comunidad internacional no les responde a los golpistas con una reacción igual o superior a la que ellos han utilizado al tomar el poder por la fuerza.

             La mediación del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, ha sido un recurso válido.  Sin embargo, a pocos debe extrañar el fracaso de la labor de mediación, porque, de antemano, se conocía la tozudez de los golpistas y, sobre todo, la de su cabecilla, el presidente usurpador Roberto Micheletti.

             Los mentores y ejecutores del golpe, como todos los fascistas, están apelando ahora a los sentimientos patrióticos de los hondureños.

Buscan  radicalizar y fanatizar a sus seguidores, porque saben muy bien que, mientras más se apasionan, menos piensan.

            El rechazo monolítico de la comunidad internacional al golpe de Estado, no ha bastado para convencer a los usurpadores de su error. 

El rompimiento de las relaciones diplomáticas, tampoco ha servido de nada.

 Faltan por aplicar las sanciones económicas, que, aunque son las más efectivas, es poco probable que sus resultados se produzcan con la rapidez que demandan las circunstancias.

          El uso de la fuerza para restituir en la Presidencia al inteniero Zelaya, es el último recurso.

Pero, agotada la mediación del presidente de Costa Rica, en el plano diplomático queda muy poco por hacer, si se van a cumplir las resoluciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

              El presidente depuesto, ha dicho que está dispuesto a regresar a Honduras en cualquier momento. 

Solamente esperaba los resultados de las negociaciones en Costa Rica con la mediación de Arias.

             Vale la pena recordar que los golpistas se adelantaron al cumplimiento de una resolución de la OEA. Este organismo había decidido enviar una misión a Honduras el lunes 29 de junio, y ellos ejecutaron el golpe de Estado el domingo 28, justo el día anterior.

El retorno unilateral a su Honduras natal del ingeniero Manuel Zelaya, es una acción muy arriesgada, con la cual podría ponerse en peligro la vida del presidente derrocado.

Del odio y la saña de Micheletti y los suyos; nada bueno se puede esperar.

Es mejor que la comunidad internacional se empantalone  y no tenga que cargar con  ese fardo tan pesado.

El Nacional

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