Opinión

Haití 22

Haití 22

Estaba en París cuando se estrenó el vídeo “El precio del azúcar”, en un evento del padre Christopher Hartley, contra el emporio Viccini, que aquí se asumió como una ofensa nacional.

Mis hermanos haitianos Evelyn y Frantz fueron a verlo.  Evelyn es  hija de un intelectual que fue cofundador del Partido Comunista, y Frantz es descendiente de parlamentarios, ambos  con un largo historial de trabajo en las Naciones Unidas. ¿Qué les pareció?   “Ese vídeo solo tiene un problema, y es que nunca menciona a la oligarquía y burguesía haitiana, los responsables reales de la debacle de nuestro país.  El vídeo parece la revancha  de un aristócrata  contra otros (el padre es primo de la última novia del príncipe Felipe que destronó la plebeya Leticia) y hay que suponer que hay mucho de soberbia como motivo principal,  aunque la  Biblia dice que Dios vomita a los soberbios”…

En esta conversación pensaba mientras me encontraba en el Palacio Nacional este 12 de enero, primer aniversario del terremoto en Haití, y 39 del asesinato de Amaury, La Chuta, Ulises y Virgilio.  Esa noche se ponía a circular un recuento de la solidaridad dominicana en Haití,  hermosamente editado por el Departamento de Prensa.

Me fui al índice y allí al “Eje de Desarrollo Social y Recuperación Cultural y Artística”, y confieso que no salía de mi asombro:  Según Ligia Amada Melo, ministra de Educación Superior,  República Dominicana:

1-Formó una comisión y se puso en contacto con el Ministerio de Educación de Haití para trabajar en la reconstrucción del sistema de educación superior;  fortalecer y crear un sistema fuerte, porque no hay allá un mecanismo regulador.

2-Preparar un plan estratégico para el desarrollo y determinar cuales carreras Haití necesita; diseñar el currículo y ayudarles en la formación de recursos humanos, a través de becas de maestría y doctorado, algo que ya se hace.

3-Crear un comité permanente presidido por los dos ministros para dar seguimiento a la construcción de una universidad ofertada por el presidente, en el norte del país,  ya en marcha.

 

4-Dar oportunidad al estudiantado de Haití, exonerarles las matrículas del semestre y cobrarles  como nacionales.  Pagarles el costo de las documentaciones como nacionales y dar ayuda psicológica a los que perdieron sus familias.

 

5-Colaborar en el rediseño del currículo, contribuir con donaciones de libros e instalar una plataforma tecnológica para la implantación de cursos online.

 

6-Asegurar que los estudiantes de término que tenía Haití puedan utilizar nuestras universidades para terminar.

¿Qué falta?

7-Traducir este libro al creole, lengua que habla el pueblo haitiano, y distribuirlo en edición popular, pues no son las élites, es el pueblo  que necesita saber en qué consiste la hermandad dominicana.

El Nacional

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