Opinión

Haití y registro civil

Haití y registro civil

Resulta desafortunada e inaudita, la propuesta del presidente de la Junta Central Electoral, Julio César Castaños Guzmán, para que la República Dominicana organice el Registro Civil en Haití, donde la mayoría de sus habitantes no tienen documentos de identidad, una tarea que debe ser auspiciada y financiada por Estados Unidos y Francia, naciones que no encuentran la vía para que ese país pueda enderezar el desorden imperante allí desde hace décadas.

Otra sugerencia que no tiene asidero ni ponderación, es la construcción de hospitales públicos por el gobierno central, a los fines de que las mujeres parturientas haitianas alumbren en Haití. Quizás el espíritu cristiano de Castaños, un profesional con sólidos vínculos con la iglesia católica, lo induce a alimentar proyectos solidarios, imposibles de ejecutar, dado que nuestro país no tiene recursos para una labor de esta naturaleza.

La propia JCE ha dicho que no tiene dinero para supervisar elecciones primarias simultáneas de los partidos políticos, uno de los puntos más controvertidos en el proyecto de ley que busca regularizar las actividades políticas de las agrupaciones que participarán en el próximo torneo electoral, el cual se vislumbra como uno de los más conflictivos, dado que los comicios están divididos en dos tramos, y que por primera vez se propone el voto preferencial para los regidores, medida que podrían traer muchas contestaciones.

Aún en nuestro país, existen personas indocumentadas .principalmente en los campos, pues el descuido de los campesinos es un problema ancestral, que bien podría la JCE, desarrollar una campaña para que cada ciudadano esté inscrito en el Registro Civil. Y una muestra fehaciente de lo que decimos, son las centenales de declaraciones tardías que son tramitadas por ciudadanos mayores de edad, que nunca han tenido un documento de identidad, por lo que pueden ser considerados muertos civiles.

Partiendo del principio de la autodeterminación de los pueblos, Haití debe buscar soluciones a los múltiples aristas, generados por un Estado fallido, que ha sido intervenido decenas de veces por fuerzas militares de distintos países, a la cabeza de los norteamericanas, porque los haitianos han sido incapaces de vivir en un clima de convivencia, y tienen que tener fuerzas foráneas que controlen el desorden de ese conglomerado humano que habita en un solar, próximo a nuestro país, como lo describiera el profesor Juan Bosch.

Realmente, nuestra lucha sin desvelo, es la conservación de nuestra soberanía, amenazada por la avalancha de

El Nacional

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