Todo es relativo y la actual Junta Central Electoral, muy lejos de ser un modelo, es superior a la anterior. La anterior ni siquiera era un organismo colegiado como establece la Constitución de la República. Sencillamente su antiguo presidente se atribuía el derecho de los demás y autoritariamente decidía todo, aunque ocasionalmente celebraba conferencias de prensa con dos integrantes adicionales.
El actual presidente, doctor Julio César Castaño Guzmán, pertenece a una familia de un prestigio bien ganado. Ojalá y los elogios dirigidos a Roberto Rosario se inscriban en simple protocolo y su conducta venidera, desde ese vital y decisivo organismo de la democracia dominicana, sea continuidad de su ejemplar trayectoria de hombre público. La población estará muy pendiente, día a día, a su desenvolvimiento. Todos esperamos su imparcialidad política partidaria.
Nada diferente se puede esperar del doctor Roberto Saladín, un profesional de apego a la ética y de carácter indoblegable, que supo enfrentar a Balaguer desde la Gobernación del Banco Central. Calificaba para la presidencia de la JCE, por lo que muestra humildad al aceptar ser miembro. A su edad, dudo que termine su carrera echando por la borda su inmaculada trayectoria.
De la doctora Carmen Imbert Brugal lo único que se ha dicho es que apareció en una lista de apoyo a Danilo Medina, lo que no viola la ley ni es inmoralidad. Ejerció un derecho civil. No se le conoce compromiso con el PLD. Y en término ético es una abogada y comunicadora con concepto de la decencia. Todas las versiones en torno a su persona son positivas.
No conozco a la doctora Graciano y no puedo emitir juicios sobre su persona. Sólo sé que tiene compromiso con el PLD y formó parte de la JCE anterior. Pero su ratificación constituye un hecho consumado, además por el perfil de los demás miembros de la JCE se espera un trabajo colegiado y transparente.
De Henry Mejía se han ofrecido datos distorsionados. Es del PRD, pero es un hombre de convicción democrática y me siento honrado con su amistad. Formó parte de una Cámara de Cuentas que se aumentó los sueldos y se le destituyó, un caso excepcional, pues es una situación que se da en todas las instituciones estatales.
