Opinión

Himno del patricio Duarte

Himno del patricio Duarte

Por la cruz, por la patria y su gloria denodados al campo marchemos: si nos niega el laurel la victoria, del martirio la palma alcancemos. Del inicuo en el alma no cabe por la patria el aliento rendir, pero el hombre virtuoso bien sabe que por ella es honroso morir.

El esclavo soporta su suerte aunque oprobia su triste vivir; pero el libre prefiere la muerte al oprobio de tal existir.

Pueda, pueda ese mísero esclavo sin honra y sin patria alentar, que el libre, el honrado y el bravo a la patria sabrán libertar.

Los que queden, patricios hermanos nuestros restos sabrán inhumar, y los restos de tantos hermanos como buenos harán respetar.

Los que queden dirán a sus hijos: aquí, hijos, supieron morir por nosotros, y en cantos prolijos nuestros nombres se oirán repetir. Los que queden sabrán diligentes nuestros hechos gloriosos narrar, y las glorias de tantos valientes nuevos hechos impulsar.

Los que queden, del patrio cruzado, los ejemplos sabrán imitar, y la sangre del patrio soldado sus hermanos sabrán vengar.

A la Patria vendiendo al León fiero iscariote pensó encadenar: pero el Dios que profana el ibero las cadenas le impulsa a quebrar.

Adelante, patricio constante, por la patria a vencer o morir: es infame quien dude un instante que sin patria es mejor no vivir.

NOTA: Estos versos llamados así por algunos, fueron escritos a raíz de la anexión a España, hecho funesto de Pedro Santana.

De la histórica carta que desde Caracas envía al Lic. Félix María del Monte, Duarte le expresa a uno de sus mejores amigos: “Félix no hay reposo ya para nosotros, sino en la tumba, y pues que el amor de la patria nos hizo contraer compromisos grandes para con la generación venidera, necesario es cumplirlo o renunciar a la idea de aparecer ante el Tribunal de la historia con el honor de hombres libres, libres y perseverantes”

Más adelante Duarte expresa: “Tu escribes y trabajamos, quiere decir, por y para la patria que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos”.

“Si caro amigo trabajemos sin descanso, no hay que perder la fe en Dios, en la Justicia de nuestra causa, y en nuestros propios bríos, pues nos condenaríamos, por cobardes, a vivir sin patria, que es lo mismo que vivir sin honor”. Aprovechemos el tiempo.

El Nacional

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