Opinión

Hipólito y la convención

Hipólito y la convención

La convención del Partido Revolucionario Dominicano ha de celebrarse el 14 de junio. Los trabajos están un poco retrasados. Sin embargo, la comisión escogida para esa magna tarea  trabaja arduamente para que ese día los militantes y simpatizantes del PRD elijan democráticamente a las nuevas autoridades.

El ingeniero Miguel Vargas parece muy preocupado por la lentitud del proceso de organización. Se ha reunido con dirigentes del partido en procura de que los trabajos sean acelerados. En dos ocasiones, hasta donde tengo entendido, se ha reunido con  Hipólito Mejía para expresarle sus quejas, aún cuando sabe perfectamente que el ex mandatario no tiene interés en boicotear o retrasar la convención. Todo lo contrario, Hipólito ha sido  factor determinante para que se escoja una Comisión amplia y plural, integrada por todos los grupos o tendencias. Buscó el equilibrio.

Hipólito Mejía no tiene, pues, más interés que el partidario; lo único que le interesa y al mismo tiempo le preocupa, es la suerte del partido, su unidad y  fortalecimiento para que pueda actuar como un partido de oposición, no como un partido débil, incapaz de jugar el rol que le tiene asignado la historia. Tanto es así, que cuando le ofrecieron la presidencia del partido, lo rechazó. Y lo hizo justamente para no ser obstáculo, para no ser “un elemento pugnaz” ni contraproducente. Ha querido ser, más que nada,  un elemento de equilibrio y de unidad. Los hechos así lo confirman. Quienes han querido empujarlo en la dirección de la confrontación interna, pidiéndole que asuma posiciones duras contra Miguel, Ramón Alburquerque, Orlando Jorge Mera o cualquier otro de sus pares dentro del PRD, lo ha rechazado. A  ellos les consta. De igual modo, a los que han querido involucrarlo en la pugna por la dirección, para presentarlo como un derrotado en la convención, se les ha pelado el billete.

Hipólito no es candidato a nada dentro del partido. 

Cuando Miguel Vargas anunció sus aspiraciones de convertirse en presidente del PRD y candidato a la presidencia del país al mismo tiempo, Hipólito lo consideró imprudente. Recordó que los estatutos establecen que nadie puede ocupar las dos posiciones juntas. Que no había tradición en ese sentido, que todos los dirigentes y candidatos habían respetado, incluso sin que los estatutos lo prohibieran. Pero Miguel Vargas continúa con sus planes. Ha dicho que modificará los estatutos a su favor. Su estrategia, que en realidad es una táctica, es tomar el control absoluto del PRD.  Y tan seguro está  de la validez de sus propósitos, que ya se habla de reuniones secretas con los que dividieron y traicionaron  al PRD y al gobierno del PRD que encabezó Hipólito, para que vuelvan, de un modo o de otro, como miembros o como aliados coyunturales.

Hipólito, al igual que otros dirigentes del PRD, cree que tales pretensiones ponen en peligro la unidad,  que crean un precedente peligroso. Pero Miguel Vargas está en su derecho de actuar de acuerdo a la estrategia elaborada por sus asesores nacionales e internacionales.

Debe saber, no obstante, que para alcanzar la nominación del PRD no basta con tener el control del partido si éste no se mantiene unido. De igual modo, alcanzar la presidencia de la República no es posible sin un PRD grande, fuerte y unido.

Por otro lado, no se alcanzar la presidencia de la República sin  contar con liderazgo, carácter,  carisma, ángel, capacidad política y gerencial, cosas que muy pocos tienen hoy en el PRD.

A Hipólito Mejía, más que la suerte de una candidatura le preocupa la suerte del PRD y del país. Por eso su grupo se llama Corriente Institucional. Hipólito considera que las bases del PRD deben ser soberanas.

Considera que hay que preservar la herencia de Peña Gómez, quien hoy cumple 11 años de muerto.

Hipólito no está negociando la suerte del partido en las reuniones con Miguel Vargas. Sería incapaz de traicionar.  Acude a ellas a petición de Miguel, como lo haría Miguel a petición Hipólito.

Ellos han mantenido relaciones personales excelentes, e incluso tienen lazos familiares. Miguel Vargas fue ministro del gobierno de Hipólito. Hipólito apoyó  su candidatura. Hipólito ha sido solidario con la carrera política de Miguel, aunque no se le reconozca.

El éxito de la convención será un éxito de todos los interesados en que el PRD vuelta al poder en el 2012. Ese es el principal objetivo de Hipólito Mejía. No es otro. Ni puede ser otro.

El Nacional

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