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A propósito del domingo pasado, día mundial del medio ambiente y de hoy día mundial de los océanos, entendemos que es urgente e ineludible  que reflexionemos y hagamos cada segundo, minuto, día, semana, mes y año tiempo de protección y defensa del medio ambiente, única garantía de subsistencia y supervivencia de la humanidad con todos sus ecosistemas. Resaltamos de igual manera con mayor empeño las aguas potables, dulces y los mares.

En la ocasión, quiero compartirle algunas conclusiones publicadas por Ricardo Natalichio,  director de www.ecoportal.net: “Los casos conocidos son sólo algunas muestras, quizás las más ejemplificadoras, pero son muchas más las que pueden sumarse a la matriz del saqueo de los Recursos Naturales que está sufriendo el Tercer Mundo.

El Ser Humano está siendo víctima de su propia estupidez, de su egoísmo y de su obsesión por el poder y el dinero.

El cambio climático, el agujero en la capa de ozono, el agotamiento y contaminación de los recursos naturales, la acumulación de residuos y la degradación de tierra, agua y aire son consecuencias de un problema mucho mayor, más de fondo, que es el modo de vida que se nos está imponiendo.

Quienes han tomado las decisiones a nivel global, especialmente en las últimas décadas, han optado por poner todos los conocimientos adquiridos por la humanidad al servicio del crecimiento económico, del confort, de la reducción del esfuerzo físico y mental. Han decidido avanzar sin medir consecuencias, sin poner reparos en los costos sociales y ambientales de ese “progreso”.

Con las tecnologías actuales, la decisión sobre el desencadenamiento o no de un colapso ambiental, ha pasado a ser meramente política. Con mucho menos presupuesto que el que se invierte en armas, podría darse rápida solución al Cambio Climático que nos acecha y cuyos efectos pueden llegar a límites insospechados.

Los volúmenes de producción y consumo de bienes han ido creciendo a velocidades siderales y, como tenía que suceder, en algún momento superamos la capacidad del planeta de absorber nuestros desperdicios, de comerse nuestra basura, de respirar nuestro CO2, nuestro metano, nuestros CFCs y de beber nuestros afluentes, nuestros derrames, y los vómitos de nuestras industrias.

La única opción que tenemos es intentar, entre todos, detener el derroche, disminuir los altos niveles de consumo, consumir de forma responsable y así detener el alud que se nos viene encima, y que de otra forma nos va a tapar a todos, estemos donde estemos.

Pero si bien consumir individualmente de forma responsable es muy importante, eso sólo no es suficiente. También debemos actuar de forma ambientalmente responsable como sociedad. Y ese cambio será bastante más difícil de llevar adelante que el particular. Abandonar como sociedad la cultura del consumismo, significaría un cambio de paradigmas, donde valores como la solidaridad, el respeto por la diversidad y el amor por la vida, el uso sano de las tectologías, reemplacen al egoísmo, al individualismo y a la avaricia.

Deberemos transformarnos en una sociedad que piense y decida como especie y ya no de forma individual. En una sociedad que abandone el modelo económico vigente, dirigido por los dueños del capital y del poder.

El Nacional

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