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“Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.” Juan Pablo Duarte.

La sociedad dominicana ha denegado de sus  raíces de pueblo honesto y trabajador, dejando de lado los principios éticos y morales en su accionar de vida. Lo que está siendo incentivado por las autoridades y la clase política con el visto bueno de los poderes fácticos, quienes patrocinan y protagonizan la corrupción, el enriquecimiento ilícito, el crimen organizado y la impunidad con la complicidad e irresponsabilidad de todos los poderes del Estado.

Debemos involucrarnos con urgencia en los asuntos públicos, así lo manda la Constitución. Hoy más que nunca nuestra sociedad necesita seguir el ejemplo de vida moralista en la política del ilustre Don Juan Bosch, aplicando su recomendación para lograr nuestras metas y aspiraciones: ”Los jóvenes que aspiran a ejecutar su obra de un día para otro se exponen a desencantos dolorosos, pues nada que no tenga sus raíces en el tiempo puede perdurar. Y la única manera conocida de enraizar algo en el tiempo es trabajando”.

Sí, está demostrado que nuestra administración pública está politizada en un círculo vicioso partidista y este monopolio del Estado con sus instituciones deficientes son los que deciden el orden social, lo que nos obliga a todos participar activamente en la política para revertirlo, ya sea en los partidos o movimientos sociales para lograr los cambios necesarios y urgentes  hacia un Estado social y democrático de derechos.

Desde la óptica socio-educativa, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano en cualquier país o nación y cuando estos pierden su cohesión social impera el desorden, la inseguridad en general, es decir, surgen las crisis y se agudizan los problemas. 

Es por ello que debemos luchar contra la disgregación social, pues esta nos impide enfrentar de manera precisa y adecuada la crisis que ahora mismo afecta al mundo.

Necesitamos recobrar la esperanza, estar unidos y decididos a ser hombres y mujeres de bien, transformadores y luchadores para que los efectos de la actual crisis y en especial nuestra crisis de valores no nos arropen, que aprendamos a dar buena cara a los malos tiempos, prevenir y enfrentar todo aquello que nos amenace. 

Debemos comenzar por nuestros propios proyectos tomando en cuenta y reconociendo todas las debilidades que tenemos, y superarlas. Hoy se requiere que todos nos sintamos protagonistas del cambio, de la transformación para un mundo mejor, más ético y justo.

La persona sin valores pierde su humanidad y la humanidad sin valores se opone a su naturaleza misma, rescatemos nuestros valores éticos, hagamos de ellos nuestro estilo de vida. Hagamos realidad el sueño de los trinitarios y restauradores, mantengamos viva la esperanza y trabajemos unidos cada vez más por una sociedad justa y humana.

Recuperemos nuestra soberanía, como pueblo, como sociedad y obliguemos a nuestros políticos hacer lo que dicen, pues nunca ha sido tan necesario como hoy erradicar de la vida nacional los Siete pecados sociales referidos por M. Gandhi: “política sin principios, riqueza sin trabajo, placer sin conciencia, conocimiento sin carácter, comercio sin moralidad, ciencia sin humanidad, y adoración sin sacrificio.”

El Nacional

La Voz de Todos