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Yo también tengo un sueño (2de2)
Repensando mi sueño permítanme argumentarles con algunas descripciones para motivarlos a involucrarse en los intereses colectivos de bien común. Desde la Policía Nacional he buscado el acercamiento a las masas, a la gente y sus problemas, para ser, durante más de 35 años, un facilitador en solucionar conflictos sociales, un negociador para hacer llegar el olvidado brazo del Gobierno a comunidades que solo son visitadas en tiempos de campaña o en “visitas sorpresa” que gritan reelección para revenderles espejitos y promesas envenenadas.

La democracia es presencia y escuchar lo que quiere el pueblo. Las grandes mayorías nacionales están cansadas de esa democracia distante, lejana y divorciada de su dolorosa realidad socioeconómica. Democracia es acompañar y obedecer a su pueblo.

Así como lo tuviera para la sociedad estadounidense Martin Luther King, yo también tengo un sueño para el pueblo dominicano, ver el día en que se levante y logre conquistar el amor, la justicia y la libertad para todos en igualdad. Y también, reivindicar los ideales de Duarte y Luperón; de Bosch y de Hostos; de Caamaño y Fernández Domínguez, que han sido burlados por una horda de asaltantes de los partidos políticos tradicionales.

Creo en la verdadera democracia participativa y sus instituciones, pero no en la democracia simbólica que se burla del ciudadano y reparte pobreza e ignorancia; creo en la democracia de la libertad y la honestidad; en la democracia de la justicia y la equidad; no en la democracia del hambre y la corrupción.

Por creer y confiar en la democracia y sus instituciones es que estoy plenamente convencido de que ella misma provee las herramientas legales para desalojar a lso que se aprovechan del poder. El camino no solo es las urnas con votos etiquetados con precios para el mejor postor y sin consciencia, también, lo es el empoderamiento y la participación plena en los asuntos públicos; defendiendo y reclamando cada derecho violentado y olvidado, como la devolución de la usurpada soberanía que reside en el pueblo.

Mi llamado, al mostrar mi credo político, va dirigido al pueblo, al verdadero soberano, que ya despierta de su letargo, para empoderarse y exigir a los malos gobiernos, el relanzamiento de la democracia como sistema político, aquella creación del pensamiento griego, que comenzó a reconocer al hombre y la mujer como centro y objetivo de todo lo que haya de hacerse desde la administración de los Estados.

Si mis palabras, que digo desde el fondo de mi alma, sirven tal vez para inquietarlos y moverles la cama donde duermen, creo firmemente, que algo habrá de lograrse, porque esta democracia podrida no puede seguir sosteniéndose por mucho tiempo.

Despierta, oh, pueblo dominicano y hagamos realidad nuestro sueño, que es el mismo de los trinitarios. “Ser libres e independiente” en esta ocasión, urge liberarse de la corrupción y la impunidad.
Con el favor y la gracia de Dios, seguiré firme cristiano revolucionario, rebelde, indignado e inconforme frente a los males sociales, y comprometido con el medioambiente sano y un mundo mejor.
Dios les bendiga siempre Pueblo dominicano.

El Nacional

La Voz de Todos