En un intento por levantar la decaída popularidad de la Serie del Caribe, la directiva de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, encabezada por el reconocido José Francisco Puello Herrera, logró introducir a Cuba en el torneo. Aunque las complejas situaciones políticas de Venezuela, México, Puerto Rico y la República Dominicana deja en veremos la posibilidad de que su celebración sea un éxito rotundo, pondero que la inclusión del béisbol cubano logrará su cometido de levantar un poco la fama del certamen deportivo.
Pienso que la participación de Cuba le agregaría un ingrediente que contribuiría a que la Serie del Caribe tenga en lo adelante y un verdadero sabor antillano, ya que se convertiría inmediatamente en un considerable rival para nosotros, y por ende, le habría más opciones en los pronósticos. En los últimos años, el dominio de los dominicanos ha sido tan absoluto, que en cada predicción se consideraba a nuestro país ganador, y si este no era el caso, entonces era una grata sorpresa. Sin embargo, esa supremacía se puede dar por acabada desde este mismo instante.
Ahora bien, en lo concerniente a las restantes ligas profesionales del Caribe, si no se ponen las pilas con respecto a la firma y desarrollo de sus propios peloteros, la pasaremos difícil. Hay que recordar que, debido a que los gerentes generales y dueños de equipos de la Gran Carpa limitan la participación de sus estrellas con la excusa de la fatiga extrema, que no es más que un eufemismo para proteger sus ostentosos intereses, nosotros tenemos el constante problema de no saber quién va a jugar o no en nuestras temporadas.
La más grande de las Antillas, por el contrario, no tiene que lidiar con esta incertidumbre, y por lo tanto, es obvio que irá mejor preparada que el resto de los equipos que conforman el corto campeonato. Nuestra novena será el equipo contra quien debutará nuestra hermana isla, y ese juego será la regla que nos indique que tan lejos estamos de estar a su nivel
