Opinión

Introspección sobre la actitud de Danilo

Introspección sobre la actitud de Danilo

Las últimas huelgas y juicios populares que ha presenciado el país son muestras de la frustración que envuelve a una gran parte de la población. Bonao, Mao, San Francisco de Macorís y el campus de la UASD fueron los escenarios donde las protestas cobraron con sangre la inconformidad. Por eso, hoy se lamenta la muerte de un coronel y varios heridos, también ahora por las mismas razones.

Desde siempre, he escuchado los mismos alegatos. El alto costo de la vida, los angustiantes apagones, las alzas abusivas en los combustibles, la inseguridad ciudadana y la corrupción generalizada, es lo que lleva a los dominicanos a la desesperación, y, en consecuencia, a exigir un cambio en las políticas de Estado.

Y es que parece que este país está condenado a sufrir eternamente los embates de la indolencia de sus gobernantes. Y para colmo de males nos quieren imponer que seamos indiferentes al saqueo de nuestros recursos no renovables que tiene en práctica la maldita Barrick Gold.

Si bien es cierto que, con la sola excepción de la defensa propia o la de un semejante, no hay pretexto válido para quitarle la vida a un ser humano, no se debe olvidar que “si se aprieta mucho la tuerca, se puede correr la rosca”; y eso es algo que los políticos dominicanos no han querido entender. Maquiavelo dice que “todos estos príncipes nuestros tienen un propósito, y puesto que nos es imposible conocer sus secretos, nos vemos obligados en parte a inferirlo de las palabras y los actos que cumplen, y en parte a imaginarlo”.

De la afirmación del preclaro florentino en su ensayo “El Príncipe”, es fácil inferir que Danilo no tiene interés alguno de gobernar para el pueblo. Las visitas sorpresas que solo sorprenden a la prensa no comprometida y los posados saltos de charquitos, no son más que parte del grosero mimetismo de un farsante que prefirió ser “cola de león a cabeza de ratón”, sin reparar en donde está el cerebro…

El Nacional

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