Por: Jo Biddle
WASHINGTON, 05 Abr 2014 AFP.- El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, corre el riesgo de perder su apuesta de convencer a israelíes y palestinos de hacer las paces, un viejo sueño de seis décadas que él consideraba que no era «misión imposible». John Kerry regresó la noche del viernes a Washington tras un ajetreado viaje de dos semanas por Europa y Medio Oriente, dejando a Israel y los palestinos con la peor crisis desde la reactivación en julio de sus conversaciones directas bajo patrocinio de Estados Unidos.
En un muy inusual acceso de pesimismo y exasperación, el jefe de la diplomacia estadounidense se refirió claramente, el viernes en Rabat, al posible fin del proceso de paz que tanto se esforzó en reconducir. Después de una decena de idas y vueltas a Israel y Cisjordania durante un año, cientos de horas de negociaciones con sus dirigentes, Kerry advirtió que era «tiempo de bajar a tierra».
«Hay límites en el tiempo y los esfuerzos que Estados Unidos puede dedicar si las partes no están dispuestas a avanzar», sostuvo. El papel de mediador que Washington siempre ha tenido entre Israel y los palestinos «no es infinito y nunca lo fue», dijo el secretario de Estado.
Las negociaciones directas se reactivaron bajo los auspicios de Kerry en Washington el 29 y 30 de julio de 2013, después de tres años de estar congeladas, y debían extenderse teóricamente por nueve meses, hasta finales de abril. Los negociadores israelíes y palestinos mantendrán el domingo una reunión tripartita con el emisario estadounidense Martin Indyk para intentar salvar las negociaciones de paz, anunciaron este sábado en Jerusalén responsables próximos a las discusiones. John Kerry se reunirá por su parte con el presidente Barack Obama para «evaluar con precisión lo que se puede y no se puede» hacer.
Rehusándose a endilgar responsabilidades a uno u otro bando, dijo «lamentar que en los últimos días las dos partes hayan tenido iniciativas que no ayudan» a la continuación de las negociaciones.
Hacía alusión a la negativa de Israel a liberar el 29 de marzo a un cuarto y último contingente de prisioneros palestinos, y a la reacción del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, de pedir la adhesión a 15 agencias de las Naciones Unidas el 2 de abril.
Kerry vuela de crisis en crisis
John Kerry, de 70 años, al frente de la diplomacia estadounidense desde hace 14 meses -un cargo que él soñaba con ocupar- es elogiado por su «energía» y su «determinación». Diplomáticos y expertos dicen estar «impresionados» por su capacidad de subir a su avión casi cada semana para volar de crisis en crisis: a Medio Oriente, a Siria, a Irán o Ucrania.
Pero en Estados Unidos los analistas le acusan de estar «desconectado de la realidad». En Israel, el ministro de Defensa, Moshe Yaalon, dijo en enero que Kerry estaba «movido por una obsesión incomprensible y una suerte de mesianismo».
Sus 25 viajes en un año a unos cuarenta países, con más de medio millón de kilómetros recorridos, son también cuestionados.
«Estar en movimiento no significa que haya progreso (…) Kerry debería viajar menos (…) y acompañar su presencia en el exterior de un avance concreto en sus objetivos diplomáticos», señala Kori Schake, del centro de estudios Hoover Institution, en la revista Foreign Policy. A principios de año, el secretario de Estado, mostrando su inquebrantable optimismo, decía que la paz en Medio Oriente no era «misión imposible». El objetivo perseguido desde hace más de 60 años, pero ante el cual sucesivos gobiernos estadounidenses han fracasado, «puede alcanzarse», aseguró entonces.
Pero en las últimas semanas, admitió que el «nivel de desconfianza» entre israelíes y palestinos era «algo nunca visto», y que si la paz seguía siendo «posible» también la veía como «difícil».
El Departamento de Estado instó en días recientes a ambas partes a tomar «decisiones difíciles» y dijo que Washington no podía hacerlo «por ellos». La diplomacia estadounidense aseguró el viernes, sin embargo, que «se mantenía en la mesa de negociaciones» y que el proceso de paz no estaba «muerto». AFP