Opinión

La crisis de Puerto Rico

La crisis de Puerto Rico

El domingo pasado el Gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, declaró que la deuda del Estado Libre y Asociado llegó al punto de ser impagable y que por tanto la isla se encuentra insolvente. A pesar de ser nuestro vecino más cercano, después de Haití, y uno de nuestros socios comerciales más importantes, los hechos que ocurren en Puerto Rico suelen tener poca resonancia dentro de la República Dominicana, no obstante residir allí una diáspora importante de dominicanos. La situación de Puerto Rico raya en lo calamitoso y corresponde que la República Dominicana se solidarice con su vecino en estos tiempos difíciles por los cuales vienen atravesando.

Boriquén está sumergida en medio de una década perdida de su desarrollo, sometida a una recesión económica que ha persistido sin descansos desde el año 2006. Si bien, ésta aún sigue siendo la isla con el mayor PIB y PIB per cápita del Caribe, la pobreza en Puerto Rico se sitúa a un nivel similar al de la República Dominicana con un 44.9% de la población afectada, y el desempleo no dista tanto al nuestro con un 12.2%. Todo esto ha estado contribuyendo a un éxodo que ha llevado a que la población de la isla se haya estado reduciendo de forma drástica en los últimos años.

Los problemas actuales de Puerto Rico son muy particulares debido a su condición de Estado Libre y Asociado de los Estados Unidos, lo que resulta curioso ya que dicha condición fue fuente de muchas bendiciones anteriores para nuestros vecinos del este del Caribe. Si bien, el problema fundamental que les ha hecho foco de noticias recientes es su deuda que alcanza el 70% de su PIB y que van a tener que reestructurar, el detonante a su década perdida y sus dificultades yendo hacia delante están muy vinculadas a la aparente indefinición de su estatus.

En gran medida, uno de los detonantes de la crisis puertorriqueña fue la eliminación de ciertas exenciones fiscales que otorgaba el Gobierno Federal de los Estados Unidos a empresas localizadas en la isla, las cuales, una vez eliminado dicho beneficio, se marcharon de Puerto Rico y volvieron a tierras continentales. Esto agudizó la crisis fiscal del Gobierno, justo en medio de la Gran Recesión del 2008. Los aumentos de impuestos y las medidas, algo tímidas, de austeridad asumidas por sucesivas gobernaciones no fueron capaz de desacelerar el ritmo de endeudamiento, el cual hoy ya es insostenible.

Más grave aún, su condición de Estado Libre y Asociado le hace inelegible para acogerse a las protecciones que las normativas sobre quiebra de los Estados Unidos les permiten a sus subdivisiones políticas, por lo que la capacidad de reestructurar su deuda está severamente limitada. Y hoy por hoy, el poder político tanto en el Poder Ejecutivo como en el Congreso de los Estados Unidos parecen estar más interesados en Cuba que a lo que ocurre en Puerto Rico.

La reducción significativa de viajeros dominicanos ilegales a través del Canal de la Mona es la señal más clara que hemos percibido en nuestro país de lo que viene ocurriendo en Puerto Rico. Luego de este proceso de reestructuración de deuda las cosas estarán peores mucho antes de mejorar para nuestros vecinos. Es tiempo de que en estos momentos difíciles, así como ya lo ha hecho antes por otros de sus vecinos, la República Dominicana extienda un brazo solidario con un pueblo con el cual hemos compartido tanta historia.

El Nacional

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