Opinión

La revolución moral

La revolución moral

La historia de la humanidad dio un giro radical con la revolución francesa. En este momento apareció el auténtico Estado Moderno como protagonista de la historia europea. En su constitución y evolución fueron decisivas las ideas de grandes moralistas como Kant, Montesquieu y Rousseau.
Sin embargo, el más importante de ellos fue Emmanuel Kant, quien fue un filósofo ilustrado alemán que revolucionó tanto la teoría científica como la teoría ética. Por lo que en cuanto al segundo tema se refiere rechazó todas las éticas anteriores, tras calificarlas de heterónomas.
Esto así porque obtenían las normas y los deberes morales desde campos ajenos a la propia dimensión moral y racional de las personas.

No es compatible desde el punto de vista moral ocupar posiciones públicas y simultáneamente operar negocios cuya actividad se funde en relaciones económicas con el gobierno, de modo que los funcionarios tienen que entender la incompatibilidad de intereses; o se gobierna o se hacen negocios.

La moral es las ideas de lo que es “bueno” y lo que es “malo”, y cómo uno debe comportarse según estas ideas, que fueron formadas y llegaron a ser una tradición en una cierta sociedad en un cierto período de tiempo.

En tanto los principios éticos son objetivos. Ellos son el resultado de la necesidad real y la racionalidad y están basados en el entendimiento del Camino de la persona hacia la Perfección, hacia Dios. Esto es lo que Dios intenta explicar a las personas.

De modo que si queremos fortalecer esta democracia, debemos transparentar aún más, no desde el punto de vista legal sino moral, los recursos públicos.

La moral es la idea personal de lo que es “bueno” y lo que es “malo”
En una democracia real, no basta tener honestidad en el sentido negativo, en el sentido de no hacer cosas malas. El que tiene una función pública, tiene un deber de la eficacia, ya que la ineficacia es también una forma de incumplimiento del deber social .

Así que no basta con parecer honesto, la gente debe creerlo. ¡Eso es lo que importa

El Nacional

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