Opinión

Las visas de Roberto

Las visas de Roberto

Hasta que en este país no se elimine la ¨mala maña¨ de espectacularizar ciertos hechos y temáticas sin fundamento vamos a permanecer ahogados en el fango de la morbosidad, especulación y la conjetura.  No es de ciudadano de pensamiento científico y racional asumir posiciones sobre hecho alguno sin antes hacer un riguroso ejercicio de investigación y comprobación.

Eso de andar haciendo culto al facilismo y la superficialidad encaramándose en olas y modas, cuando de analizar y descubrir verdades se trata debe de abandonarse de una vez y por todas.

Estamos en pleno siglo XXI, los tiempos han cambiado, ya en un juicio los hechos y las evidencias han sustituido el rumor de un colectivo y la íntima convicción de un juez.

De manera que, me sorprende cómo ciudadanos de mucho calibre intelectual y prestigio profesional se estén dejando arrastrar del juicio fácil y superficial en torno al debate de cuáles serían las razones que motivaron la cancelación de las dos Visas al Presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario, de parte de la Embajada Norteamericana.

Alrededor de este acontecimiento han salido a relucir un mar de conjeturas e infinitas posiciones y opiniones de múltiples colores sin comprobación real, mientras lo que realmente conocen y tienen la verdad hacen mutis.

Al margen de las motivaciones y la forma poco delicada de los representantes diplomáticos norteamericanos en el país realizar la acción, no es oportuno forzar a las autoridades locales a emitir o definir una posición apresurada sobre el hecho. Que se recaben y reclamen todas evidencias posibles por los canales correspondientes sobre el referido hecho, que las autoridades estatales se reúnan en un dialogo franco y abierto con los actores en controversia y luego asuma una posición.

No es hora de “gallolocadas”.
En este momento más que nunca antes, el Estado dominicano debe actuar con cautela, ecuanimidad y prudencia tal y como se estila en el mundo de la diplomacia moderna.

No es momento de dejarse llevar de chauvinismo, hay que actuar con mesura y frialdad, a la altura de las circunstancia; para de esta manera fijar una posición más contundente, enérgica y digna.

El Nacional

La Voz de Todos