Opinión

Ley de partidos políticos

Ley de partidos políticos

Después de casi dos décadas en el Congreso Nacional el proyecto de ley de partidos políticos podría ser definitivamente aprobado, pues nunca, como en esta oportunidad, el PLD había reunido a su Comité Político para deliberar en torno a la forma en que debería ser convertido en ley.

Pero ¿Por qué ahora — y no antes— el oficialismo se apresta a conocer la pieza legislativa? ¿Para bien de los partidos y, por ende, de la democracia dominicana? ¿Para crear conflictos internos en partidos opositores y decidir sobre sus directivos y candidatos?
Desde el año 2004, cuando retomó al poder político, el PLD viene creando problemas en el Partido Reformista, el cual se halla fraccionado en varios grupos.

De igual manera, logró destruir al antiguo glorioso PRD, lo que le permitió correr solo en la contienda electoral del 2016, pero ahora tiene a la Marcha Verde en las calles, producto de los desfalcos a entidades estatales, sobornos y sobrevaluación de múltiples obras, en otros delitos criminales, razón por la que el PLD se encuentra desacreditado y desgastado popularmente.

La desfavorable situación en que se halla el PLD es que lo lleva a desempolvar a un anhelado proyecto de partidos políticos, pero en la forma en que piensa convertirlo en ley es para dañar más a la democracia dominicana, pues además del secuestro de todas las instituciones públicas procura ahora decidir sobre la suerte de todas las organizaciones políticas mediante primarias con el abierto padrón de la JCE.

Esas primarias, en las que voten personas ajenas a determinadas entidades, serían ganadas por los que dispongan de mayor logística. Y hay un interés gubernamental particular respecto al PRM, organización que se vislumbra como la competencia del PLD para el 2020, donde el gobierno apoya a Hipólito Mejía, consciente de su vulnerabilidad y su incapacidad para aglutinar a los diversos sectores y partidos de la oposición política.

Es decir, el peledeísmo, que se encuentra acorralado y a la defensiva en estos momentos, pretende hacerse un traje a su medida temprano, escogiendo a su competencia preferida. Con la Ley de Partidos Políticos el oficialismo procura garantizar temprano su continuidad en el poder más allá del 2020.

Sepultando la democracia de los partidos se da “el tiro mortal” definitivo a la democracia dominicana y la vía electoral tendría que ser excluida de la agenda de las organizaciones opositoras, línea que favorece el suscrito porque tampoco los órganos electorales son confiables en lo absoluto.

El Nacional

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