La renovación este 26 de enero de las autoridades de la Liga Municipal Dominicana se vislumbra como la primera acción política de envergadura al iniciar el 2017, cambios que, en lugar de una mera repartición entre dos fuerzas aliadas, deben estar orientados a devolver el rol para el que fue creado ese organismo asesor de las alcaldías.

Conforme a lo que se ha filtrado a la opinión pública, luego del encuentro privado que sostuvieron el expresidente Leonel Fernández y el presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Miguel Vargas Maldonado, se da como un hecho que la secretaría general de la LMD pasará a ser ocupada por José -Neney-Cabrera, vicepresidente del partido blanco, en lugar de Johnny Jones.

Análisis
En esta ocasión, partidario de la antigua fórmula del “dos y dos” de la autoría del fenecido líder perredeísta José Francisco Peña Gómez, Leonel plantea una administración compartida de la LMD entre el PLD y PRD, quienes juntos hacen mayoría de delegados en la Asamblea de Municipios que se reunirá para escoger a los nuevos miembros del organismo.

De entrada, la propuesta del presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), aún sin ser formalizada, causó ronchas a lo interno de su organización, especialmente en el encargado de Asuntos Municipales y ex director de la Oficina Metropolitana del Transporte (OMSA), Ignacio Ditrén, quien estaría aspirando a ser colocado en la secretaría general de la LMD.

A lo mejor sin proponérselo, Ditrén, cuadro de primera línea del partido oficial, entró en contradicción y en aparente desafío al liderazgo que hasta ahora continúa representando Leonel Fernández en la agrupación en el poder.

Pero no tan sólo eso, sino queDitrénpareció haber pasado por alto que la decisión de ceder en la LMD los dos primero años al principal aliado electoral del PLD, tendría la bendición del presidente Danilo Medina quien comparte liderazgo con Leonel dentro del partido.

Superado este escollo la escogencia de la nueva cúpula de la LMD se encamina a desarrollarse sin las vicisitudes y enfrentamientos que convirtieron la explanada del edificio sede de organismo en un verdadero campo de batalla.

Con un entonces presidente Leonel Fernández jugándosela a favor del hoy senador Amable Aristy Castro, colocado prácticamente a la fuerza en lugar del perredeista Julio Maríñez, el grito de guerra de Ramón Alburquerque “entren tó, coño”, desafiando al jefe policial mayor general José Aníbal Sanz Jiminián, y un perredeista Johnny Ventura, con su camisa despedazada al intentar penetrar por la fuerza al seno de la asamblea, nadie imaginaria que a la distancia de ese épico encontronazo los protagonistas de tal refriega andarían hoy del brazo y conformes para un pacífico reparto de la LMD.

La elección de Neney Cabrera como secretario general de la LMD deberá ser asumida como una nueva oportunidad para que la entidad juegue el verdadero papel que consignan sus estatutos de asesor técnico y coordinador efectivo de los distintos gobiernos municipales en la República Dominicana.

Una ventaja a su favor es el hecho de que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) es el de mayor experiencia municipal de cuantos hay en el sistema político, algo comprobado en que sus gestiones han sido la de mayor esplendor en la conducción de la LMD.
La nueva LMD deberá lograr que los ayuntamientos privilegien los servicios públicos como responsabilidad fundamental con la promoción de la sinergia necesaria para que, en alianza con el gobierno y el sector privado, se resuelva el final de los residuos sólidos mediante la creación de los rellenos sanitarios.

Debe poner en marcha la política de rescate de los cementerios, hoy focos de inseguridad, así como los servicios funerarios, con la tecnificación de las entidades funerarias, otra sentida demanda de la población.

La LMD debe inducir a los cabildos un servicio que por elemental que parezca, guarda suma importancia en lo concerniente a la salud comunitaria como es el barrido diario de las calles y avenidas.

A esto añade que los gobiernos municipales cobren conciencia y emprendan la arborización y reforestación urbana como objetivo clave en la protección del medio ambiente; protegiendo las cuencas hidrográficas, y la coordinación y promoción de la llamada “diplomacia urbana”, una forma de impulsar la cooperación nacional e internacional entre los gobiernos municipales.

La nueva gestión de la LMD deberá coronar su desempeño dignificando la función municipal con la incorporación efectiva de los gobiernos locales en los planes de seguridad ciudadana.