Opinión

López Obrador

López Obrador

Manuel André López Obrador, presidente electo de México, ha demostrado ser un hombre perseverante, que había participado en dos certámenes comiciales anteriores, en los que alegó fraudes en su contra. Después de 12 años y en su tercer intento finalmente se convierte en jefe de Estado, ganando de forma amplia el último escrutinio electoral de su país.
López Obrador no sólo es perseverante, también es coherente. Para repuntar y ganar no tuvo que variar su discurso de izquierda y en contra de la corrupción, como forma de congraciarse con los sectores conservadores de su país. Todo lo contrario: Fue él, como líder político responsable, ideólogo y orientador, que terminó persuadiendo a un electorado que se cansó de la corrupción pública.
Ejemplos sobran en el continente de políticos demagogos y de doble moral, que predican desde la oposición lo que no practican desde el poder. Ese parece que no es el caso de López Obrador, pues al resultar electo presidente de México lo que ha hecho es endurecer sus propuestas. Acaba de plantear 50 medidas, que implementará desde su ascenso al poder, para acabar con el derroche, el despilfarro, la corrupción, los privilegios y la francachela con los recursos del contribuyente azteca.
¡Qué falta hace un líder político dominicano con las convicciones ideológicas y éticas de López Obrador! Lo digo porque en el año 2008 sugerí a un entonces naciente líder dominicano dar un giro hacia la izquierda. Su respuesta no se hizo esperar: “Danilo, este es un pueblo conservador, donde apenas el 15 por ciento tiene ideas avanzadas, por lo que no vale la pena asumir ese rol.” Es al líder político que le corresponde orientar y concienciar a su pueblo, no actuar conforme a la conducta de ese pueblo. La población dominicana es conservadora y corrupta por la razón de que tenemos un gobierno conservador y corrupto. Ante esa situación ¿cuál debería ser el papel de la oposición? El papel de orientar y concienciar como hacían Peña Gómez y Juan Bosch en el pasado.
Los pueblos son como son sus líderes políticos. Y nuestros líderes políticos —tanto del gobierno como de la oposición, me refiero a la oposición mayoritaria— son conservadores y conciben la corrupción de normal. Levantar discurso anticorrupción muchas veces se limita a poses, pues en la práctica se consiente la corrupción, bajo la tesis de que la sociedad es corrupta.

El Nacional

La Voz de Todos