Opinión

Los peloteros

Los peloteros

Me visitó en estos días un joven escultor con dos amigos, entre ellos un muchacho altísimo prototipo de la belleza dominicana: color miel, pelo ensortijado y rubio y ojos claros.  El jovencito en cuestión era aspirante a pelotero y se preparaba para presentarse ante los llamados “Scouts”, de ahí que estuviese muy bien pelado y con las uñas manicuradas. Era un Alex Rodríguez joven y me partió el corazón.

Hacía apenas unas semanas que un compañero se me había acercado para denunciar una  de las prácticas de abuso sexual contra jóvenes  más antigua en este país y que nadie  denuncia:  la “adopción” de jóvenes aspirantes a peloteros por hombres adinerados, que les son presentados por  “Scouts”,  que recorren el país identificando a muchachos con sueños de ir a Grandes Ligas. 

Es por eso que el país debe ver a Alex y los otro nueve peloteros suspendidos como víctimas, no como villanos, de un sistema que los escoge, los utiliza y luego los tritura, nada distinto de lo que sucede con pobres muchachas y muchachos que aspiran a ser alguien mediante los concursos, sean estos de Missis o de Musus.

¿Cuál es el pecado de Alex?  Haber olvidado que lo único que sostiene a una persona es su comunidad, su familia.  Haber adoptado esa visión súper individualista del “self made man”, que pierde a los jóvenes.  Así vemos a Sammy Sosa poniéndose ojos verdes y crema blanqueadora, un bello negro que debería ser el santo patrón de todos los limpiabotas del país, su ejemplo y mecenas.  Cuando leo lo que se gasta brindando botellas de champán para llamar la atención, me digo: con esos fondos se construiría un refugio para limpiabotas, y censuro a su manager, encargado de entrenarlo en “cómo pertenecer a la clase alta”.

Es compasión entonces, no crítica, lo que necesitan estos peloteros, a quienes en un “Día Blanco” se les ha estigmatizado en los medios de comunicación.  Si consumieron esteroides, que lo admitan y se disculpen frente a la muchachada que los sigue de manera religiosa, ya que son los cantantes populares y los peloteros los verdaderos líderes de la juventud dominicana.

Cuando nos portábamos mal, nuestra madre nos reprendía y nos daba una pela, pero entonces, llorosos, corríamos donde nuestra abuela, que le daba la razón al adulto, mientras nos abrazaba y nos decía, “es porque te queremos mucho que te corregimos,  para que no te maltraten en la calle, para que no  pases vergüenza”.

La República Dominicana es esa abuela que  abre los brazos a estos peloteros y les dice: “Eso es para que no se olviden de que son dominicanos, que los estamos mirando, y que nos hieren cuando los golpean. ¡Vengan para su casa!

El Nacional

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