Editorial

Los trabajadores

Los trabajadores

El Día Internacional del Trabajo, que se conmemora hoy, sorprende a la clase obrera dominicana a medio camino del largo y accidentado trazo que conduce hacia un escenario de pleno empleo, salario digno y garantía de seguridad social universal.

Se dice que en el último decenio el Producto Interno Bruto (PIB) ha pasado de 20 mil millones de dólares a más de US$64 mil millones, sin que tanta riqueza acumulada se refleje de manera significativa en la calidad de vida de los trabajadores y sus familias.

Aun cuando se reporta que en los últimos cuatro años se han creado 437 mil nuevos puestos de trabajo, el elevado desempleo se mantiene como lastre económico y social que convierte en una suerte de privilegio la posesión de un empleo.

La economía dominicana genera una alta rentabilidad en la mayoría de los sectores productivos que no se refleja de manera proporcional o exponencial en el salario de los trabajadores, cuyo monto o valor en ningún caso alcanza para siquiera acercarse a uno de los quintiles o canastas menores.

En vez de procurar un aumento salarial que se aproxime a lo justo y digno, un sector empleador brega para que se deroguen añejas conquistas laborales, como el pre aviso, la cesantía, licencia por maternidad e incluso convenios de la Organización Internacional del Trabajo, como el trabajo nocturno y la jornada laboral de 44 horas.

Como condición para promover competitividad y generar más empleos, desde el sector privado se aboga por congelar salarios y restringir conquistas, como si se pretendiera retrotraer la economía dominicana a época del neo esclavismo que sustentó hace siglos a la mentada Revolución Industrial.

El trabajador es un activo actor en la generación de riqueza, por tanto, debe ser visto como parte esencial de una alianza estratégica entre el capital y la mano de obra para crear e impulsar desarrollo a través de la producción de bienes y servicios, por lo que en vez de sumirlo en las precariedades o exclusión, deberían el Estado y el sector empleador convertirlo en un ente económico con capacidad de adquirir o usar los productos que las empresas mercadean.

El mejor tributo que recibiría hoy la clase obrera dominicana, con motivo del Día Internacional del Trabajo, sería el anuncio sobre un aumento general de salarios y la garantía de que sus derechos laborales serán ampliados en vez de conculcados.

El Nacional

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